Dormir bien y el tiempo suficiente es fundamental para tener un óptimo rendimiento
Dormir bien y el tiempo suficiente es fundamental para tener un óptimo rendimiento - FOTOLIA

¿Por qué de noche dormimos mejor que de día? La clave está en la melatonina

Esta hormona natural, cuya concentración en el organismo varía en función del ciclo diurno/nocturno, es la encargada de regular nuestro «reloj biológico». En España se vende desde 2011 como suplemento en farmacias y herbolarios

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Si en deporte suele decirse que el mejor ataque pasa primero por una buena defensa, en nuestro día a día alcanzar un correcto bienestar comienza, literalmente, desde la cama. Dormir bien y el tiempo suficiente es fundamental para desarrollar una vida social y laboral, sin obstáculos que influyan en el rendimiento más primario. Robar horas a la almohada o no alcanzar un reposo adecuado golpea de lleno a la linea de flotación de nuestro desarrollo, provocando en primera instancia síntomas de cansancio, somnolencia, falta de concentración y/o memoria; y más adelante, trastornos de estrés, ansiedad, depresión, desordenes alimenticios y otros problemas que atañan graves riesgos para la salud.

Una recomendación básica reside en lograr un buen entorno para el descanso, cimentado en pilares imprescindibles como la ausencia de ruidos, una temperatura apropiada o un espacio de total oscuridad.

Tres aspectos a priori simples que sin embargo no siempre se consiguen. En algunos casos los seres humanos están obligadas a cambiar su ritmo biológico natural para adaptarlo a un cambio significativo, sea por trabajar de noche, en turnos rotativos u otra serie de factores. Las anomalías que se derivan ante estas situaciones tienen su explicación en el hecho de que nuestro período de sueño empieza a medida que se apaga la luz solar. Pero, ¿cuál es la explicación científica de este fenómeno? ¿Existe alguna opción de descansar correctamente durante el día?

La respuesta a estas interrogantes puede encontrarse en la melatonina, una hormona natural cuya concentración en el organismo varía en función del ciclo diurno/nocturno y que se encarga de regular nuestro «reloj biológico». El Dr. Jesús Escribá, director del Insituto de Medicina del Sueño, explica la importancia vital que posee esta hormona, «constituye el principal producto de la glándula pineal y el hecho de que se sintetice sólo en la oscuridad hace que sea considerada el código químico de la noche. Su función principal es la de regular el ritmo circadiano y, en consecuencia, de diferenciar las funciones de nuestro organismo en el ciclo vigilia-sueño. Además, como fármaco, su efecto es tanto cronobiológico como hipnótico, según la dosis, edad y pauta administrada».

«Es un inductor, ayuda a conectarnos con el sueño de forma natural»

Conocida como la «molécula del sueño», Escribá revela que a pesar de ser «una de las primeras señales biológicas que aparecieron sobre la tierra, no fue descubierta por la humanidad hasta 1958». Aunque normalmente su producción es inhibida por la luz y activada por la oscuridad, el doctor desmiente la creencia de que una baja producción «afecte a la propia calidad del sueño», ya que la melatonina «simplemente es un inductor, es decir, ayuda a dormir, a conectarnos con el sueño, de forma natural, sin alterar para nada el patrón fisiológico de fases del sueño».

Después de un largo debate en España, la melatonina artificial está legalizada como suplemento desde el año 2011 y se vende sin receta en herbolarios y farmacias. Un paso que el Doctor Escribá destaca en relación a otras alternativas que ya estaban vigentes en el mercado, «aunque sea sintetizada de forma artificial, se trata de una sustancia fabricada por nuestro cuerpo y, por tanto su ingesta no es dañina, siendo ésta su gran ventaja respecto a otros hipnóticos, porque la mayoría de ellos modifican la arquitectura de nuestro sueño, disminuyendo la fase REM o el sueño profundo y, sobre todo, presentan problemas serios de pérdida de eficacia y de dependencia que crean este tipo de psicofármacos».

La clave, un buen diagnóstico

Los datos de la Encuesta Nacional de Salud de 2013 reflejaron, respecto al último estudio encargado por el Ministerio de Sanidad en el año 2006, un aumento del 5,6% en el consumo reiterado de relajantes, tranquilizantes o pastillas para dormir. Un dato alarmante que pone de relieve la importancia de concienciar a la población afectada para no caer en la automedicación. «Cada trastorno de sueño y cada persona son muy particulares y la clave del éxito para solucionar un problema así es realizar una evaluación y terapia personalizadas, analizando muy bien cada caso», advierte Escribá, para quien en la mayoría de ocasiones no es necesario tomar ninguna pastilla. «El reto con cada paciente es hacer que duerma bien sin medicación. Para nosotros, la clásica pastilla es nuestra última alternativa».

Por último señala que a pesar de ser muy frecuentes este tipo de problemas todavía están «claramente infradiagnosticados». «Es necesario ponerse en manos de médicos e instituciones que detectan y estudian de manera óptima el problema». Como el propio Instituto de Medicina del Sueño, donde recuerda que cualquiera que se registre en su portal web «puede realizar un test de evaluación gratuito para saber si padece o no una patología de este tipo y, a partir de ahí, establecer la solución más eficaz para volver a tener dulces sueños».

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