Claves para controlar y prevenir la incontinencia urinaria en mujeres

«La incontinencia urinaria en las mujeres a menudo es un problema que no se diagnostica a tiepo», avisa el doctor David Fleming, presidente del ACP. «Los médicos debemos tener una actitud más activa y medir el inicio, los síntomas y la frecuencia de la incontinencia urinaria, puesto que se estima que casi la mitad de las mujeres con incontinencia no se lo comunica a sus médicos », revela.

Los ejercicios de Kegel son una forma de entrenamiento muscular del suelo pélvico que consisten en relajar y endurecer los músculos que controlan el flujo de orina. El entrenamiento de la vejiga es una terapia que consiste en establecer un horario para orinar e ir aumentando gradualmente el tiempo entre las visitas al baño.

En el caso de que se produzca por estrés o esfuerzo (incapacidad de retener la orina al reír, toser, o estornudar), el ACP recomienda realizar los ejercicios de Kegel y llevar una terapia farmacológica sistemática. Para aquellas con incontinencia urinaria de urgencia (pérdida de orina sin razón aparente después de sentir necesidad repentina o urgencia de orinar), aconsejan el entrenamiento de la vejiga y, de no dar resultados, someterse a medicación . En los casos en que la incontinencia urinaria sea una combinación de ambas, el ACP apuesta por realizar los ejercicios de Kegel mientras se entrena la vejiga.

«Los médicos debemos ir hacia tratamientos para la incontinencia urinaria que eviten fármacos tanto como sea posible», asegura Fleming. «Los ejercicios de Kegel y el entrenamiento de la vejiga son eficaces, tienen pocos efectos secundarios y son menos costosos que los medicamentos».

La incontinencia urinaria afecta a alrededor del 25% de las mujeres de 14 a 21 años; a entre el 44% y el 57% de las de 40 a 60 años, y al 75% de las de edades superiores. Los factores de riesgo incluyen el embarazo, el traumatismo del suelo pélvico después del parto vaginal, la menopausia, la histerectomía, la obesidad, las infecciones del tracto urinario, el deterioro funcional y/o cognitivo, las tos crónica y el estreñimiento. Las recomendaciones del ACP se basan en las publicaciones sobre el tratamiento no quirúrgico en mujeres de 1990 hasta 2013.