El Papa se volverá a reunir con Cristina Fernández de Kirchner

La viuda de Néstor Kirchner llegará a Roma tras recibir, en mano y de su puño y letra, una invitación del Papa que utilizó como emisario al ex vice canciller y dirigente peronista, Eduardo Valdés. El poco habitual correo humano posiblemente se deba a la intención de evitar secuelas de la polémica que se desató tras la última misiva enviada hace poco más de tres meses por Francisco a la jefa del Estado. Ésta, inicialmente, fue descalificada por miembros de la Nunciatura y más tarde reconocida como auténtica pese a ciertas irregularidades y erratas en su impresión a máquina.

La prensa local observa que la cita comenzó a barajarse a mediados de agosto, cuando un sobrino del Papa sufrió un grave accidente en el que murieron su esposa y dos hijos. Entonces, Cristina Fernández habló por teléfono con el Pontífice para darle el pésame y en ese momento analizaron la idea de un nuevo almuerzo. En su cuenta de Twiter la presidenta dio a conocer la noticia de este modo: «Me escribe @Pontifex_es «Sería un gusto si aceptara pasar por Santa Marta para un almuerzo del 20». Claro que sí» (sic).

El viaje de la presidenta se producirá en el momento más crítico de su segundo Gobierno y último de la etapa «kirchnerista». Argentina se encuentra en «cesación de pagos selectiva», atraviesa una etapa de recesión, no se concretan inversiones de envergadura desde hace más de dos años, la industria (en especial la automotriz) comenzó a suspender operarios y despedir trabajadores, el país sufre una inflación que roza el 40% y el juez Thomas Griesa podría declarar el país en desacato por incumplir un fallo que obliga a Argentina a pagar unos 1.700 millones de dólares a acreedores que no aceptaron reestructurar su deuda en el 2005 y 2010 con rebajas de hasta el 65 por ciento. Son los denominados «holdout» y «fondos buitres»

Alberto Fernández , ex jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y de la primera etapa de gestión del Gobierno de su viuda, consideró en declaraciones a Radio Mitre que «la Iglesia tiene problemas enormes como para ocuparse puntualmente de las políticas de Argentina... Es un gesto de condescendencia que está bien» aseguró antes de afirmar, «lo que me preocupa es el uso (que hace el Gobierno) de esos encuentros», dijo en alusión a que habría un aprovechamiento político del Gobierno. «No se qué espera la presidenta. ¿Que el Papa le diga que no pague la deuda? ¿Qué incumpla una sentencia de un tribunal al que la Argentina se sometió? Es muy difícil entender qué puede esperar» del almuerzo, reflexionó Fernández.

Francisco suele expresar a políticos, sindicalistas y jueces que le visitan en el Vaticano su deseo de que la Presidenta termine sin cimbronazos su mandato en octubre del 2015 y haya una transición en un contexto de normalidad, escenario que, con cierta frecuencia, parece ponerse en duda en Argentina.