brote de ébola
Entrevista a los médicos del misionero Miguel Pajares: se luchó «hasta el fin»
Explican que lo más difícil fue tratar a un paciente con el que había que evitar el contacto físico y tomar muchas precauciones. No tuvieron miedo y aclaran que ellos no decidieron si repatriarlo o no
abc.es
Los médicos que atendieron al misionero Miguel Pajares , el único español contagiado hasta el momento por el virus ébola en un brote que en África occidental ya ha causado 1.350 muertes , explican en una entrevista a Efe que lucharon «hasta el fin» ... aunque el «desenlace» fuera previsible.
El misionero murió el pasado 12 de agosto, 5 días después de haber sido ingresado en el Hospital Carlos III de Madrid, después de un espectacular transporte que mantuvo en vilo a los médicos. Y no es para menos, porque cualquier contacto directo con los fluídos del paciente podrían haber contagiado al personal sanitario con un virus que tiene en el actual brote una letalidad de entre el 55 y el 60%.
«Hemos hecho el trabajo que sabíamos hacer»
Marta Arsuaga y Fernando de la Calle Prieto, expertos en enfermedades tropicales del Hospital Carlos III, son dos miembros del equipo sanitario formado por enfermeros, auxiliares y médicos de cuidados intensivos «muy acostumbrados» a trabajar con enfermedades contagiosas. Durante los cinco días en los que el religioso se mantuvo con vida , estuvo acompañado en todo momento por alguno de estos profesionales.
Un final previsible
Según cuenta Arsuaga, el equipo médico tenía una actitud «un poco pesimista», dada la alta letalidad del virus y las complicaciones del paciente, de 75 años. «Creo que en este momento teníamos todos tantas ganas de que saliera adelante, de que salieran bien las cosas... Pero es un virus que es muy grave y el desenlace ha sido el que era esperable», reconoce la especialista.
Para ellos, lo más duro de atender a Pajares fueron las complicaciones de tratar a un paciente con el que no se podía mantener contacto físico de ningún tipo para evitar el contagio. El paciente estaba bajo una monitorización continua y se comunicaba con los médicos a a través de un interfono. Por ello, actividades cotidianas para el personal sanitario, como ajustar la medicación, tomar las constantes vitales o hacer la limpieza del paciente, requerían mucho cuidado y esfuerzo.
Precauciones extremas
Según explican, el traje protector no pesaba demasiado pero daba mucho calor y quitárselo requería un cuidado extremo. Ponerse el traje llevaba 15 minutos, y aún más tiempo quitárselo. Esto se hacía en una esclusa de seguridad que separaba una zona «limpia» de una zona «sucia», en la que se encontraba el paciente.
Las precauciones y el calor les hacía notar el cansancio a la media hora de estar tratando al paciente: «Cuanto más tiempo pasas dentro, más riesgo tienes de cometer alguna equivocación, algún error. Y era por eso por lo que había tanto personal», aclara Marta Arsuaga.
Toda esta experiencia en sistuaciones de «alto riesgo de contagio» ha supuesto un intenso aprendizaje, dado que hasta las muestras de Pajares tenían que ser analizadas siguiendo protocolos excepcionales en el laboratorio, apunta Fernando de la Calle Prieto.
A pesar de todo, dicen que nunca existió «miedo» entre los profesionales que trataron a Pajares, gracias al alto grado de especialización del equipo médico y porque los protocolos ya habían comenzado a desarrollarse en marzo y «finales de abril», momento en que los cuatro médicos ya estaban haciendo guardias para atender posibles casos de fiebres hemorrágicas. Sí hubo pacientes que tuvieron miedo días después por acudir al centro donde fue tratado el paciente, pero todos acudieron a sus citas.
¿Debería haberse quedado en Liberia?
Según Efe, ambos rechazan entrar en el debate de si Pajares debería haberse quedado en Liberia para evitar el riesgo de contagio durante el traslado a España. Para empezar, no fueron los médicos los que tomaron la decisión de transportarle o no: «Nos hemos encontrado con un paciente con ébola y hemos hecho el trabajo que sabíamos hacer. Por qué se trajo, si estaba bien, si estaba mal, son acuerdos que hay», aclara Arsuaga.
En cuanto a la monja repatriada junto a Pajares, Juliana Bonoha, consideran que se han tomado medidas que «a lo mejor son más grandes de lo que se requeriría», pero están tranquilos, porque a medida que pasa el tiempo es más improbable que el virus se esté incubando, por lo que «hay menos posibilidades de que vaya a saltar una alarma y de que vaya a dar algo positivo».
En cuanto al posible riesgo de que el virus ébola llegue a España , piden a la población la «máxima tranquilidad» porque según ellos es «muy improbable» que llegue a España o Europa un paciente contagiado con ébola y mucho menos que se inicie un brote allí.
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