El caso del bebé con síndrome de down alerta a las autoridades de Tailandia
El país podría poner fin al negocio de los «vientres de alquiler»
CARMEN CALVO
Gammy, el bebé con síndrome de Down a quien sus padres biológicos rechazaron, ha destapado un lucrativo negocio de «vientres de alquiler» en Tailandia al que las autoridades están dispuestas a poner fin.
La historia del pequeño salió a la luz cuando la madre alquilada ... para llevar a cabo su gestación, Pattharamon Chanbua, acusó a una pareja australiana de haber rechazado al bebé a causa de su enfermedad y de haberse hecho cargo únicamente de su hermana gemela, Pipah. Por su parte, el matrimonio declaró al Canal 9 de la televisión australiana que fue la madre quien se negó a entregarles el niño. La revelación de que el padre, David Farnell, había sido condenado por abusos de menores añadió más gravedad al asunto y ha hecho que las autoridades tailandesas quieran acabar con este negocio que califican como «tráfico de seres humanos».
En la última semana, la policía tailandesa ha cerrado una docena de clínicas de fertilidad, como ALL IVF, la más popular entre las parejas australianas. Durante la operación, nueve bebés, cuyas edades oscilaban entre el mes y los dos años, fueron descubiertos en un bloque de apartamentos. Al parecer todos ellos son hijos biológicos de un hombre de negocios japonés, Mitsukoki Shigeta, y de madres de alquiler. «Había catorce niños, pero cinco de ellos ya han sido sacados del país», dijo el jefe de la investigación, Coronel Pakphum Poolsiripoka. Según oficiales de inmigración, el «padre» habría viajado más de 50 veces a Bangkok en los últimos cuatro años pero ha abandonado el país sin poder ser interrogado.
Si bien no existen leyes que prohiban la práctica de los «vientres de alquiler» en Tailandia, hay reglas que impiden que se realicen con fines comerciales, por lo que en Australia, crece la angustia entre las más de 150 parejas cuyos bebés se encuentran en proceso de gestación ya que, a menos que las autoridades acuerden una moratoria, podrían quedarse sin sus hijos biológicos y ser acusados de tráfico humano si intentan sacarlos del país. La pena que conlleva este delito es de unos diez años de cárcel.
Turismo médico, una fuente de ingresos para Tailandia
El turismo médico es una industria clave para Tailandia y son muchas las parejas que, al amparo de una legislación ambigua, viajan hasta allí para escapar a leyes más estrictas, como es el caso de Singapur o Australia, donde está prohibido pagar a la «madre de alquiler». Según el diario de Singapur, Strait Times, una pareja desembolsa aproximadamente 60.000 euros por «alquilar un vientre» a través de una agencia. De ellos, apenas 7.000 euros se destinan a la mujer que llevará a cabo la gestación, generalmente, jóvenes con escasos recursos económicos, mientras que los intermediarios se reparten cerca de 23.000 euros. Los 30.000 euros restantes cubren los tratamientos de fertilización «in vitro» y gastos de hospital.
Michael Ho, propietario de la agencia Asian Surrogates de Singapur, se muestra preocupado ante las perspectivas de que Tailandia prohiba la práctica de los vientres de alquiler «mi negocio se derrumbará ya que los doctores tailandeses tienen miedo de continuar con estos procedimientos pues se arriesgan a perder sus permisos para ejercer la medicina. Tendré que buscar otros países, como India, o cerrar».
Parejas desesperadas por el deseo de tener un hijo, jóvenes necesitadas de dinero, clínicas e intermediarios aguardan expectantes las medidas que pueda tomar el gobierno de Tailandia. Nadie sabe tampoco quién se hará cargo de los bebés que ya están de camino.
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