La psicosis por el ébola aísla a los países afectados de África occidental

Embutido en su traje de diseño, Eliseo tenía que viajar hoy a la marfileña Abiyán. Ahora, es solo uno de los numerosos afectados por la psicosis regional que amenaza con cerrar de forma definitiva el espacio aéreo. Ayer, el Ministerio de Sanidad de Ruanda (a más de 5.000 kilómetros del brote) anunciaba que estudian un posible caso en sus fronteras. El presunto contagiado es un joven estudiante alemán que había viajado en los últimos días desde Liberia a la capital ruandesa, Kigali. Los resultados de los análisis se conocerán hoy.

«Ante el brote de ébola, hemos decidido suspender todos nuestros vuelos entre Freetown y Banjul», nos aseguran, por su parte, de la compañía Gambia Bird, otra aerolínea que se sumaba al carro de cancelaciones. Y la situación amenaza con recrudecerse. Solo en la última semana, países como Benín, Kenia, Uganda han analizado presuntos contagios de ciudadanos . Todos estos casos, no obstante, dieron negativo. ¿El temor? Que se repita la situación de Nigeria, país sin frontera física con el brote y que cuenta ya con al menos diez contagios.

En este sentido, las últimas medidas, lo cierto, parecen evidenciar la actual desconfianza regional sobre cómo se está gestionando el brote: el jueves, el Ejecutivo de Sierra Leona decretaba cuarentena en las regiones de Kenema y Kailahun , el considerado actual epicentro de la epidemia. Conforme a este nuevo mandato, el Ejército cerraba los accesos a las zonas afectadas por el virus. Sin embargo, por propia experiencia, cruzar el bloqueo sierraleonés hacia la capital es posible. Y así, los números no paran de crecer. «Estamos desbordados», nos asegura Josephine Sellu, coordinadora sanitaria del hospital de Kenema. «Necesitamos más personal y mejores medios», añade.

«Lo peor está todavía aún por llegar. Los números serán más elevados en las próximas semanas», nos recuerda otro de los galenos de Kenema, Michael Koma.