RUTA BBVA 2014

Pachacamac: el rey de los temblores y puerta del desierto

El santuario fue un centro de peregrinación durante más de 1.500 años y forma parte del Camino Inca, reconocido esta semana como patrimonio mundial por la Unesco

Pachacamac: el rey de los temblores y puerta del desierto ÁNGEL COLINA

PATRICIA BIOSCA

En busca del consejo del dios «provoca-temblores» a semejanza de hace casi 2.000 años, los participantes de la Ruta BBVA 2014 se han adentrado entre los restos del santuario Pachacamac tras abandonar la ciudad de Lima. Emulando a los peregrinos que recibió el ... Templo del Sol durante más de 1.500 años como parte del llamado Camino Inca (que atraviesa seis países diferentes) que este sábado fue reconocido por la Unesco como patrimonio mundial.

Antes de que los Incas colonizaran todo Perú, otras culturas se asentaron en los tres grandes valles que componen el país. Al norte, los Lima decidieron construir algunos de sus templos a las orillas del río Urin a principios de nuestra era para apaciguar el temperamento del dios Pachacamac, que provocaba los temblores que asolaban a la zona con solo un movimiento de cabeza. Tras ellos los Wari o el señorío de Ychsma pasaron a ocuparlo, construyendo a su alrededor más palacios para la residencia de los señores y anchas calles que cruzaban la ciudad para que lo recorrieran los peregrinos.

Igual que ellos, los ruteros conocían que los Incas, en su reunificación de deidades, acabaron con Pachacamac para venerar al único dios Sol y que en el Acllawasi, o «casa de las escogidas», se realizaban diferentes rituales, incluso de carácter humano. Todo ello con imponentes gallináceos sobrevolando la zona como hace siglos lo hacían los cóndores, según apuntan las pruebas de los científicos.

Del dios Sol a las peleas de gallos

Pero el tiempo ha pasado, y las nuevas civilizaciones se han aposentado en la zona, transformando el paisaje. Los ruteros se sorprendían ante la visión de, lo que en principio, parecía una plaza de toros. «En realidad es un lugar donde se celebraban peleas de gallos», explicaba el guía, que aseguraba que, aunque se trata de un deporte típico del país, en la actualidad se está intentando regular y controlar.

También les llamaba la atención las casitas colocadas sin orden ni concierto en la ladera del valle. «Son fabelas, ¿no?», preguntaba uno de los chavales. De nuevo, el guía se saltaba la explicación y aclaraba que en realidad se trata de asentamientos de los años 50. «Venían acá desde la Sierra, porque pensaban que si residían cerca de las ciudades, tendrían un mejor futuro. Los llamamos 'pueblos nuevos'», decía tajante, como haciendo una distinción clara entre la situación de Brasil y la de Perú.

Continuaba el paso, y, por fin, la Ruta BBVA podían contemplar el sol brillando en el cielo desde el comienzo de su aventura. Una coincidencia que el astro rey hiciese este guiño el día en que visitaban el templo en su honor, el viejo santuario del dios Pachacamac, y en el que los ruteros daban también la bienvenida al desierto.

Pachacamac: el rey de los temblores y puerta del desierto

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