La nueva fiebre del oro se desatará en las aguas de Papúa Nueva Guinea
La empresa Nautilus Minerals ensambla la segunda de las tres máquinas-robot que extraerán el metal a 1.600 metros de profundidad a partir de 2017
alejandro carra
Nautilus Minerals es una compañía canadiense que está a punto de hacer historia al convertirse en la primera empresa minera que explotará un depósito de sulfuros masivos -ricos en metales preciosos- en el fondo del mar; concretamente, en aguas de Papúa Nueva Guinea, a 1. ... 600 metros de profundidad. Según sus estudios, espera obtener más de 120.000 toneladas de cobre y 8.000 kilos de oro de la explotación de las fuentes hidrotermales del yacimiento de Solwara 1, en el mar de Bismarck, sobre la dorsal producida por la subduccion de las placas Pacífica e Indoaustraliana.
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En la propia página web de Nautilus Minerals, su consejero delegado, Mike Johnson, explica que «la demanda mundial de cobre, un elemento fundamental para la construcción de pantallas y baterías, se ha duplicado en los últimos diez años. Y el grado de concentración de cobre que hay en Solwara 1 es más de diez veces superior al que habitualmente se encuentra en las explotaciones en superficie». Para el caso del oro, que también se extraerá, Johnson habla de «seis gramos por tonelada, cuando en una explotación a cielo abierto, se considera que eres afortunado si encuentras 1,5 gramos por tonelada».
Metales disueltos
Por eso, Nautilus lleva desde 2009 explorando las atractivas fumarolas que se ubican en las aguas territoriales de Papúa Nueva Guinea, con cuyo Gobierno ha firmado contratos de colaboración y explotación. El pasado mes de mayo, la compañía anunció que había comenzado el montaje de la segunda de las tres grandes máquinas-robot que depositará en el fondo del mar para comenzar a extraer los preciados metales, lo que según fuentes de Nautilus «podría ser hacia 2017».
Pero aunque la tecnología ya se esté ensamblando, toda la operación será un reto. Eusebio Lopera, geólogo del Instituto Geológico y Minero de España ( Igme ) explica a ABC que «nunca se ha probado maquinaria trabajando a esas profundidades; no hay metodología previa. Hay experiencia sobrada en extracciones de hidrocarburos pero no de depósitos de sulfuros masivos, esta será la primera vez que se exploten comercialmente».
Riesgo para el mar
Este tipo de yacimientos de minerales se producen por la acción del magma y la presión que existe a esas profundidades. En esas condiciones, los metales son disueltos y expulsados por las fumarolas al océano, donde al entrar en contacto con el agua fría se precipitan alrededor de esas «chimeneas». Lo que en breve hará Nautilus, es depositar en el fondo del mar tres enormes máquinas robóticas, conectadas a un buque plataforma, que irán cortanto, triturando y recolectando todo ese material sedimentado en el fondo marino para subirlo a través de un potente sistema de extracción a la superficie. Allí, en el buque-plataforma, en unos grandes tanques , se irán separando los metales del agua y los productos de desecho (efluentes). Todo, según Nautilus, con el mínimo impacto para el medioambiente marino.
La organización Oceana no tiene tan claro que ese riesgo sea asumible. Su coordinador en Bruselas, Nicolas Fournier, asegura a ABC que «la minería en aguas profundas es una de las actividades más agresivas que se desarrollan en el océano, ya que destroza el lecho marino y destruye hábitats que pueden ser esenciales para especies vulnerables. Por ello, los efectos pueden ser irreversibles. Existe además el peligro de que los metales diseminados durante el proceso penetren en el tejido del pescado. En consecuencia, deberían valorarse otras alternativas, como el uso más eficiente de los recursos y el reciclaje de materias primas».
Fuentes de Nautilus Minerals insisten sin embargo a ABC que «la vida animal a esas profundidades es escasa, y aun así se ha desarrollado un sistema de extracción totalmente estanco para evitar que los metales entren en contacto con la columna de agua que hay sobre el yacimiento. Incluso se ha probado, en colaboración con la Univesidad Duke (EE.UU.) y otros expertos mundialmente reconocidos en el campo de la restauración marina, diferentes tipos de sustratos artificiales para ver cuáles eran los más adecuados para relocalizar las formas de vida allí presentes».
Sin entrar a valorar el impacto del proyecto Solwara 1, Luis Somoza, geólogo marino del Instituto Geológico y Minero de España, sí confirma que este tipo de minería es mucho más selectiva que la terrestre. «Los proyectos que se han presentado a la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos son muy quirúrgicos, sobre áreas muy concretas. No se trata de minería extensiva, como la que se realiza en superficie».
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