La ley del alcohol divide a expertos, productores y consumidores
Demasiado permisiva para los médicos, valiente para las asociaciones antidroga y excesiva para la industria
alejandro carra
El borrador del anteproyecto de ley de prevención del consumo de bebidas alcohólicas por menores que ayer adelantó en exclusiva ABC, ha abierto un intenso debate social. El acceso de nuestros menores al alcohol es una realidad y todo apunta a que el Ministerio de Sanidad ... ha decidido tomar abordar de lleno el problema. Si las nuevas medidas cortarán de raíz ese acceso o si el enfoque de la nueva norma es el correcto, son interrogantes que la información publicada por este periódico ha puesto en la agenda de este país.
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Ignacio Calderón, director general de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción ( FAD ), lleva tiempo tratando de que la sociedad española se dé cuenta del riesgo. «Los datos sobre el abuso del alcohol por menores son muy preocupantes. En los últimos años hemos vivido inmersos en una cultura del exceso, en una voracidad económica, que ha tenido su derivada en los menores. Ha sido su forma de participar de la fiesta interminable. Los jóvenes salían a comerse el mundo, y terminaban bebiéndoselo. Ahora, cuando las condiciones económicas no acompañan, parece que llega un cambio de periodo que el Gobierno, con mucha valentía, ha decidido aprovechar. La importancia de esta ley radica en lo que tiene de elemento disuasorio, de sensibilización de la sociedad».
Las sanciones no sirven de nada si no hay inspecciones
La Organización de Consumidores y Usuarios ( OCU ) coincide en la preocupación por el tándem menores y alcohol. «Los propios datos del Ministerio -asegura su portavoz, Ileana Izverniceanu- ponen en evidencia el fracaso de las medidas actuales. La realidad es que el consumo entre los menores ha aumentado y lo más preocupante es su facilidad para el acceso al mismo. Pero de poco sirve aumentar las sanciones si luego las administraciones no realizan inspecciones».
En la prevención del consumo entre los menores, la Federación Española de Bebidas Espirituosas ( FEBE ) «no puede estar más de acuerdo», explica a ABC Bosco Torremocha, su director ejecutivo. Pero recordando -puntualiza- «que por ley ya está prohibido que los menores beban. Y por ello el planteamiento que debería hacerse es qué está fallando; si hacen falta más leyes o si primero habría que cumplir las que hay. No hace falta recordar que la ley antibotellón es de las más incumplidas de España, ni tampoco que si un menor bebe es porque un adulto se lo suministra. Sin embargo, con esta nueva ley parece que hacen falta medidas en todas las direcciones».
El problema es el consumo abusivo no el producto en sí
Torremocha continúa advirtiendo de que «Corremos el riesgo de criminalizar un producto, el alcohol, que es perfectamente compatible con una vida sana. No es justo que se le equipare con el tabaco, porque este es incompatible con la salud. Nosotros no tenemos ningún problema en que haya que identificarse como mayor de edad para comprarlo. Pero si mezclamos menores y jóvenes, perdemos el enfoque y el objetivo de la ley. En los países de nuestro entorno, en los temas de publicidad, se apuesta por la corregulación, más que por la prohibición. El patrón de consumo nórdico sí existe en España, pero no es el general de nuestros jóvenes. Cuidado con coger la tendencia para hacer la norma; podría llevarnos a medidas desproporcionadas, cuando en España bebemos un 30% menos que hace diez años y tenemos más abstemios que la media europea».
Prohibir su publicidad
En cambio, Antoni Gual, jefe de la unidad de Adicciones del Hospital Clínico de Barcelona, lamenta que, aunque sea un gran avance tras los intentos fallidos de 2002 y 2008, es «una ley de mínimos porque tiene mucha oposición» de la industria del alcohol y publicitaria, y porque de aprobarse será una «oportunidad perdida», informa Anna Cabeza. En este sentido, el experto comenta que «hay evidencias científicas que justifican que la publicidad se prohíba por cuestiones de salud pública y por ética», porque esta adicción afecta a muchas personas, «también a muchos bebedores pasivos». En cuanto a las sanciones, Gual considera que son necesarias porque «las leyes sin sanciones no se cumplen».
La adicción del alcohol afecta a los bebedores pasivos
En un término medio se sitúan los productores de vino y de cerveza. El secretario general de la Federación Española del Vino ( FEV ), Pau Roca, matiza que el problema del alcohol y los jóvenes es «de pautas de conducta y no de productos. Como bodegueros, nos interesa muchísimo que cambie la tendencia», informa Manuel Trillo. Roca valora el «espíritu de diálogo» del Gobierno y muestra la disposición del sector a hacer aportaciones. En todo caso, indica que el punto de partida es la Ley del Vino, que considera que el vino y la viña son «inseparables de nuestra cultura». «No vamos a ceder en ello, pero todo es compatible», advierte. A su punto de vista se suma la D.O. de Rueda, que califica «el que los adultos no puedan beber una caña o una copa de vino en espacios donde pueda haber niños» como una «exageración», aunque -informa Henar Díaz- destacando la necesidad de que «siempre haya un control».
El Gobierno de una comunidad tan vinculada al vino como La Rioja insiste en defender que este producto «no se puede equiparar al resto de bebidas alcohólicas» por su graduación, vinculación a la gastronomía, arraigo cultural y papel en el desarrollo económico, informa Sonia Barrado. En cualquier caso, precisa que el sector es «muy consciente» de las restricciones que existen y aboga por un consumo moderado.
Patrón de consumo
Jacobo Olalla, director general de Cerveceros de España , también defiende el patrón de consumo mediterráneo, propio del consumidor de cerveza. «Todos sabemos a qué hora y en qué situaciones nos apetece una cerveza. Nuestro producto es de hostelería, de aperitivo, de consumir comiendo. Ese es el patrón que queremos mantener. Pero si se nos expulsa a franjas de publicidad nocturna, corremos el riesgo de vernos asociados a un consumo nocturno que no es el nuestro. Los países que más restringen la publicidad, los nórdicos, son los que más problemas tienen de consumo abusivo, lo han desplazado al fin de semana y a la noche. Con la cerveza no se busca el alcohol, sino el ambiente que la rodea. Por eso somos líderes en producción y consumo de cerveza sin alcohol. Los egipcios la llamaban el pan líquido».
Las interrogantes abiertas no son pocas. Ignacio Calderón, de la FAD, añade una última, la de «los horarios nocturnos interminables». «Falta reflexionar sobre cómo la noche de los jóvenes se ha comido su mañana y sobre cómo deberíamos entre todos reconducir esa situación. No debemos olvidar ese debate», concluye.
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