«Le dijeron a mi hermano que dejara la quimio y tomara Bio-Bac»
Familiares y afectados testifican en la primera jornada del juicio por el falso fármaco. Hoy continúan las declaraciones de los testigos
JOSEFINA G. STEGMANN
¿Medicamento o complemento alimenticio? Sobre esta delgada y peligrosa línea giró el juicio sobre el controvertido Bio-Bac, un producto que comenzó a comercializarse en 1997 indicado para tratamiento de enfermedades como el VIH, distintos tipos de cánceres, hepatitis y enfermedades articulares reumatológicas.
Su ... fabricante, Rafael Chacón (hijo del creador del Bio-Bac, Fernando Chacón Mejías) se sentó ayer en el banquillo como principal acusado por la venta de este producto, que aseguró «nunca se vendió como medicamento, sino como un complemento alimenticio». Chacón aseguró que el Bio-Bac superó con éxito numerosos ensayos clínicos que avalaban su inocuidad, seguridad y eficacia. «Desde que empezó a comercializarse, lo han consumido unas 10.000 personas y jamás Chacón Farmacéutica recibió una denuncia», dijo Chacón en su declaración en la que dominaron los «no me acuerdo» como respuesta a las preguntas de la fiscal. Sobre todo en lo relativo a documentos, como el del Colegio de Médicos de Córdoba que en 2000 prohibía la venta de Bio-Bac o el requerimiento de la Comunidad de Madrid del mismo año en el que se exigía el cese inmediato de la comercialización del producto.
En el juicio testificaron algunos familiares de fallecidos que tomaron el producto. «El difunto médico Fermín Moriano le dijo a mi hermano que la quimio no valía para nada y que si tomaba Bio-Bac, en dos meses superaría el cáncer», contó a ABC una testigo. También testificó por videoconferencia Teresa Berenguer, cuyo marido tomó Bio-Bac por vía oral, anal e inyectable. «Empezó a tomarlo porque no veía otra solución, tenía cáncer de pulmón». Chacón negó durante todo el juicio haber tenido algún vínculo con Moriano.
El Ministerio Público pide para Chacón cinco años y medio de cárcel por dos delitos contra la salud pública y un delito relativo a los consumidores por el registro, distribución y venta del Bio-Bac. Los mismos delitos se le imputan a la secretaria Consuelo Serdio, que aseguró que «nunca le manifestó a los consumidores que el Bio-Bac fuera un medicamento»; al farmcéutico Miguel Echenique, que no declaró y al biólogo Enrique Martínez Oliván, que trabajó en los laboratorios IVEN, donde se fabricaba el Bio-Bac aunque solo estuviera autorizado para elaborar productos veterinarios. «En principio no sabía para qué era el producto», aseguró.
La fiscal insistió en el prospecto del Bio-Bac, donde constaba que era «antitumoral y antimetastásico». «Hay ensayos clínicos que lo avalan», insistía Chacón, cuyo abogado presentó un bote de Renoven, otro complemento alimenticio que está en el mercado y que, según la defensa, «es igual al Bio-Bac».
«Le dijeron a mi hermano que dejara la quimio y tomara Bio-Bac»
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