medio ambiente
El caracol manzana amenaza los humedales del sur de Europa
La UE alerta de la propagación de esta especie invasora tras infestar el delta del Ebro hace solo cuatro años
alejandro carra
La web de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ( EFSA , por sus siglas en inglés) no puede ser más inquietante en su portada. Bajo el sombrío epígrafe de «alien species» (especies invasoras), este organismo alerta sobre la presencia en el delta del Ebro del ... caracol manzana ( Pomacea insularum ), un molusco acuático oriundo de Sudamérica, extremadamente voraz, que apareció en 2009 en nuestro país y que amenaza a todos los humedales del sur de Europa por su increíble resistencia y capacidad de propagación.
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Manuel Masiá, presidente de la Comunidad General de Regantes del Canal de la Derecha del Ebro, explica a ABC el calvario que han sufrido los cosecheros de arroz desde que a una empresa del Bajo Ebro dedicada al comercio de animales exóticos se le escaparon los primeros ejemplares. «Ha sido increíble. Hay que venir aquí para ver el daño que este animal ha causado. Cada caracol es capaz de devorar en un solo día un metro cuadrado de plantas jóvenes. El año pasado, hubo agricultores que no llegaron a recoger ni 4.000 kilos por hectárea, cuando lo normal es casi el doble», asegura Masiá.
Proteger los manantiales
Pero los riesgos que entraña este gasterópodo que alcanza los 10 centímetros, no son solo para los cultivos. En el dictamen de la EFSA se advierte sobre el riesgo que el caracol manzana supone para la calidad de las «aguas frescas» y los humedales de todo el sur de Europa por su impacto sobre los macrófitos, plantas acuáticas que oxigenan las aguas, fijan el CO2, absorben los nutrientes y mantienen las aguas transparentes al reducir la suspensión de partículas sólidas. Pero por si no fuera bastante, este insaciable animal no solo devora plantas, sino que tampoco le hace ascos a los huevos de anfibios, microcrustáceos y pequeños invertebrados, con lo que su efecto sobre los ecosistemas que invade es devastador. Si para los biólogos este caracol es una de las 100 especies invasoras más perniciosas del planeta, para Masiá «no hay otra plaga como esta».
Desde la aparición de la especie en el Ebro, SEO/BirdLife ha llevado a cabo campañas para frenar la expansión del caracol manzana. Su objetivo es evitar que llegue a los hábitats más vulnerables, como las lagunas litorales o la zona de los manantiales naturales, «donde esta especie sería muy difícil de erradicar si acaba entrando». Cuando el molusco fue detectado por primera vez, solo eran 8 las hectáreas del delta afectadas. Ahora son miles solo en las márgenes del Ebro. Y el panel de expertos de la EFSA ha establecido ya como áreas potenciales de propagación el sur de Francia, la mayoría de Italia y Grecia y los Balcanes, hasta la frontera que marca el Danubio; zonas en las que el riesgo estimado para el agua fresca, las especies amenazadas y los hábitats de alto valor de conservación es «masivo», asegura el informe.
Acción desesperada
Los intentos de contener a este «alien» han fracasado uno tras otro. Ni la cianamida cálcica, ni la saponina, ni la cal viva han podido con él. Todos han fallado. Todos, excepto uno, al menos de momento.
«La temporada pasada -cuenta Masiá- se levantó una marea de Levante muy fuerte y rompió uno de los cordones de la finca de un agricultor; cuando se retiró el agua del mar, vimos que los caracoles habían muerto. Así que este pasado invierno hemos inundado los campos durante 20 días con agua salada; no teníamos nada que perder porque esto era ya imparable. Si no lo hacíamos, la catástrofe estaba asegurada, así que nos hemos arriesgado a salinizar los campos. Dentro de dos semanas, sabremos si el caracol ha aguantado, o si las plantas han conseguido enraizar».
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