estados unidos
La Universidad de Yale le obligaba a tomar comida basura para demostrar que no era anoréxica
Tras someterse a numerosas pruebas la estudiante Frances Chan demostró que estaba delgada debido a su herencia genética
abc.es
Engordar o enfrentarse a una expulsión. Estas fueron las alternativas que le ofrecieron desde la dirección de la Universidad de Yale a Frances Chan, una de sus estudiantes , que con 20 años tan solo pesa unos 42 kilos.
El personal médico de esta universidad ... americana insistió durante varios meses en qie debería ganar peso, ya que sospechaban que Chan presentaba un trastorno alimentario. Pese a que ella argumentó que su físico se debía a una herencia genética , de sus padres y abuelos de origen taiwanés, y también delgados, durante varios meses se vio obligada a comer alimentos «basura», así como helados y dulces para ganar algo de peso, aunque, según reconoce en «The Telegraph» la protagonista de esta extraña historia, «esa alimentación era la que realmente me estaba enfermando»
Sus problemas comenzaron en septiembre, cuando acudió a los servicios médicos de la Universidad preocupada por un bulto en su pecho , que resultó ser benigno. Pero su escaso peso alertó a los sanitarios, que la convocaron a una reunión de seguimiento tras comprobar que su índice de masa corporal era excesivamente bajo.
Al sospechar que padecía de anorexia, fue sometida a una serie de pruebas sanguíneas, de orina, chequeos médicos e incluso asesoramiento por parte del departamento de Salud Mental, e indicaciones sobre alimentación con el objetivo de que ganase peso e incrementase su índice de masa corporal. Aunque los resultados finales indicaron que, tal y como ella ya sabía, estaba completamente sana.
Al sentirse «agobiada« por tal cantidad de pruebas y por el «hostigamiento» al que se vio sometida con el objetivo de ganar peso, Frances Chan decidió hacer pública su situación , y curiosamente se encontró con otros estudiantes que se habían encontrado dificultades similares.
Las autoridades universitarias ya han reconocido que no tiene ningún trastorno alimentario, y desde la dirección de Yale justifican el seguimiento realizado a esta estudiante porque «Los estudiantes universitarios han demostrado ser particularmente propensos a trastornos alimentarios como la anorexia». Y aunque la joven reconoce como positivos los controles que hacen de forma rutinaria, no está tan conforme con el «acoso» que ella ha padecido ni con que el «índice de masa corporal» sea tenido en cuenta como factor determinante de una buena o mala salud.
Frances Chan está ahora más tranquila, porque tras la rectificación de la Universidad de Yale puede preocuparse más por sus estudios y menos por tener que ganar peso.
La Universidad de Yale le obligaba a tomar comida basura para demostrar que no era anoréxica
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