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1.200 pueblos moribundos

El desierto demográfico avanza con brío por la España rural. Más de mil pueblos están al borde de su extinción

1.200 pueblos moribundos abel martínez

ROBERTO PÉREZ

En el partido judicial de Talavera de la Reina, el pueblo toledano de Illán de Vacas es, hoy por hoy, el ejemplo más crudo de pueblo agonizante. Tiene alcalde, pero él es el único empadronado. Se llama Julián Renilla Bru y lleva en el cargo desde 1983. Pero hubo un tiempo, muy lejano, en el que este municipio llegó a sumar doscientos habitantes. En las elecciones de 2011, en su padrón quedaban cinco. Y en el último censo certificado por el INE, tan solo uno.

Illán de Vacas es el pueblo más pequeño de España y punta de lanza de ese desierto demográfico que sigue avanzando por el medio rural de nuestro país. Salvo que medie un milagro poblacional, 1.200 pueblos desaparecerán en los próximos años. Y más pronto que tarde. En estos momentos, 1.193 municipios se mantienen con menos de cien habitantes. Y 461 de ellos ni siquiera llegan a los 50 vecinos empadronados. No son los únicos que están en vías de extinción, pero sí los que ven ese negro horizonte como destino más cercano.

Comparten panorama similar: una emigración que se fue llevando la savia joven de sus censos a mediados del siglo XX, una falta de relevo generacional, escasas oportunidades de empleo para atraer nuevos pobladores y censos que, además de escuetos, están dominados por personas de avanzada edad. Son pueblos que ahora están demográficamente en la agonía, pero fue hace medio siglo cuando quedaron fatalmente enfermos. Fue cuando sus jóvenes optaron por irse en busca de mejores oportunidades de empleo. Y eso dejó a estos pueblos en la cuneta.

El ejemplo del fin

Junto a las vías del AVE, entre Madrid y Zaragoza, al poco de pasar Calatayud y a orillas del Jalón se asoma el caserío de un pueblo abandonado. Ejemplifica lo que les ha pasado ya a muchos. Era Villanueva de Jalón. Quedó deshabitado hace cincuenta años. José Luis Tejada es uno de los que recuerdan aquel pueblo todavía con vida, uno de los que, de niño, corrió y jugó por sus calles.

Tuvo escuela con casa para los maestros, vivienda para el párroco y hasta cárcel. Pero se quedó atrás en lo esencial, y al final nadie esperó a que llegara el progreso. «No había agua, había que bajar para subirla a las casas». Algo tan habitual como el agua corriente no llegó a este pueblo cuando el éxodo del campo a la ciudad estaba en pleno apogeo.

Ahora, la modernidad del AVE transita a los pies de este caserío abandonado. En otros casos, la puntilla fue el cierre de la escuela, la pérdida del apeadero o estación de tren... O, sencillamente, la economía sustentada en una agricultura y ganadería que no daba de sí o que resultaba menos atractiva que buscar horizontes fuera.

La despoblación sale cara

Esa es la herida que mantiene ahora en la agonía demográfica a más de mil pueblos en España, y que al mismo tiempo constituye un problema. Se han apresurado a decirlo, unidos en bloque común ante la revisión del modelo de financiación autonómica, los presidentes de Asturias, Aragón, Castilla-La Mancha, Extremadura, Castilla y León, Galicia y La Rioja.

Su argumento es estadístico y económico: cuesta mucho más prestar los servicios esenciales de Sanidad, Educación y asistencia social en territorios extensos con poca población, envejecida y geográficamente dispersa. Como tampoco es lo mismo mantener infraestructuras como las carreteras en regiones que tienen que conectar muchos pequeños municipios. Dicho de otra forma: el desierto demográfico sale caro.

Soria y Guadalajara, las más despobladas

Teruel, Palencia, Soria, Guadalajara y Burgos son las cinco provincias que con más crudeza viven el problema de la despoblación. Soria está a la cabeza: de los 183 municipios que quedan en esta provincia, 113 no llegan a los cien vecinos; el 62 por ciento. En Guadalajara, el 57 por ciento: 164 de los 288 municipios de la provincia.

El panorama tampoco es alentador en Burgos, una provincia en la que 154 de sus 371 municipios perviven con menos de cien habitantes empadronados. Y en la provincia de Teruel, parecido: el 36 por ciento de sus pueblos ya no llegan al centenar de vecinos oficialmente censados. Y hay que tener en cuenta que, en ocasiones, los que aparecen empadronados ni siquiera viven en el pueblo durante todo el año.

En Palencia, 66 localidades se sostienen con menos de cien vecinos. Son el 34,5 por ciento de todos los municipios de esa provincia. En La Rioja, la misma situación afecta al 33 por ciento de sus municipios. Y al 32 por ciento en Segovia y Ávila.

Cuestión de Estado

El problema es de dimensión nacional. «Cuestión de Estado», insisten los presidentes de las autonomías más castigadas por esta situación. Han formalizado un grupo de presión para que el Gobierno central elabore y ponga en marcha una «estrategia nacional para el cambio demográfico».

Se lo van a plantear también a la UE, en una reunión prevista para dentro de un mes con el comisario europeo de Empleo y Política Social, László Andor.

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