El Papa invita a «tocar» los «tres tipos de miseria: material, moral y espiritual»

Tan sólo la primera, la miseria material, es la que se identifica con la pobreza, que existe también en los países ricos, y que requiere una ayuda urgente si las víctimas llegan a carecer de «derechos fundamentales o de bienes de primera necesidad como la comida, el agua o las condiciones higiénicas».

Mucha gente que no es pobre sufre, en cambio, de «miseria moral» como, por ejemplo, «la dependencia del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía». Esa miseria moral, que produce angustia al resto de la familia, conlleva el riesgo de precipitar en la pobreza. En todo caso, ya sea voluntaria o impuesta por circunstancias exteriores, «la miseria moral bien podría llamarse casi suicidio incipiente».

El tercer tipo es la «miseria espiritual», a la que se llega cuando se rechaza conscientemente el amor de Dios. Ante esa situación, «el Evangelio es el verdadero antídoto», y el Papa invita a todos los cristianos «a imitar a Jesús, que fue en busca de los pobres y los pecadores», para abrir «nuevos caminos de evangelización y promoción humana».

El mensaje del Papa Francisco exhorta a todos a hacer algo en favor de otras personas –siempre hay alguien todavía más necesitado- pero también a examinar la propia conducta: «nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar a otros. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele».

El «Papa de la pobreza» recuerda una vez más el gran número de personas que sufren «por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad de llevar el pan a casa», o también «por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud».

Su mensaje para el tiempo de Cuaresma –que comienza el 5 de marzo, miércoles de Ceniza y termina el 13 de abril- es fruto de una reflexión de más de veinte años como obispo preocupado por los pobres, y de una larga vida dedicada -desde los 17 años- a pensar en los demás.

El mensaje fue presentado por el cardenal de Guinea Conakry Robert Sarah, presidente del Pontificio Consejo «Cor Unum», encargado de las actividades de caridad del Papa, acompañado por la italiana Anna Zumbo, su marido y sus dos hijos, testigos de la ayuda que Cáritas está prestando en Haití desde el terremoto del 2010 que causó 220.000 muertos.

El cardenal Sarah agradeció al Papa una presentación de la pobreza que va «más allá de la dimensión sociológica, limitada a la carencia de bienes», y advirtió que no se deben hacer contraposiciones entre una Iglesia «buena» centrada en la ayuda a los pobres y otra centrada en la doctrina: ambas actividades van juntas. El Papa incluye en su mensaje una cita del escritor francés León Bloy: «la única verdadera tristeza es no ser santos».