Turismo en la Antártida: el precio del destino más remoto

Los 52 pasajeros del barco ruso Akademik Shokalskiy que tuvieron que ser rescatados el pasado 2 de enero por un helicóptero de un rompehielos chino tras estar atrapados desde el 24 de diciembre entre hielos antárticos habían elegido la aventura. Y se encontraron con su cara imprevisible. Gracias a ese incidente, el foco informativo ha vuelto a ponerse sobre una realidad creciente en la Antártida. Todos estos viajeros, entre los que también había científicos, partieron de Nueva Zelanda el 28 de noviembre. Sin embargo, la mayoría de los que van a la Antártida lo hacen desde el puerto de Ushuaia, la ciudad más austral de Argentina. «Entre el 95 y el 98% de los pasajeros antárticos mundiales pasan por lo menos una vez por este puerto. La mayoría son estadounidenses y europeos, principalmente ingleses y alemanes», explica Guadalupe Ocampo , jefa de la Oficina Antártica, ubicada en el puerto.

Rescatados de los hielos en el helicóptero del «Dragón de Nieve»Los viajes al continente blanco suelen durar desde 10 días hasta más de tres semanas, incluyendo la Península Antártica , Islas Subantárticas -como las Georgias, Sandwich y Orcadas del Sur- y hasta una ruta de semi-circunnavegación que finaliza en Oceanía. «En Ushuaia, se pueden comprar pasajes de último momento por 4.000 dólares para un viaje clásico de 10 días.

En el caso de partir desde Sudáfrica , las agencias ofrecen todas las comodidades. La compañía « White Desert », en Ciudad del Cabo , promete un lujo inspirado «en la vieja opulencia de los safaris africanos», con tiendas con duchas de agua caliente , camas de matrimonio y baño individual. La chef Jenna Viney, «una de las mejores de Ciudad del Cabo», según la agencia, sirve un desayuno inglés completo por las mañanas, y al caer la tarde, los exploradores pueden relajarse con una copa de vino. El viaje incluye traslado en avión desde Ciudad del Cabo hasta el campamento de Wichaway, visita a una colonia de pingüinos emperador y escalada a las montañas Wolhthat , además de diversas actividades; todo por 38.400 euros .

Náufragos españoles

Pero también es posible contratar el viaje desde España, informa A. Carra. José Naranjo , de Mundo Ártico , acaba de llegar de allí con un grupo de once turistas chinos. «Con el cambio climático hay muchas noticias sobre la Antártida. Todo el mundo ha visto imágenes espectaculares de focas, pingüinos, acantilados de hielo, icebergs... Y despierta el instinto explorador que llevamos dentro. Por eso no hay un perfil concreto para el turista del continente helado . Yo he llevado a un panadero jovencito que llevaba 10 años ahorrando porque era la ilusión de su vida y a gente que no tenía precisamente problemas económicos. Sí es cierto -continúa- que británicos y noruegos viajan mucho a esta región porque para ellos la exploración antártica, por Shackleton y Amundsen , es una cuestión patriótica. Y aquí habría que recordar que muchos historiadores defienden que los primeros en pisar la Antártida fueron españoles , los supervivientes del naufragio del San Telmo en 1819. De ahí que algunos topónimos de la Antártida tengan nombre español. En cualquier caso, una cosa sí une a todos los que viajan a este lugar tan remoto: la emoción. A algunos les he visto llorar al pisar el Polo Sur Geográfico. Y es que la Antártida es el continente más aislado y más desolado del planeta. Pero también es el horizonte infinito ; el silencio en estado puro o aumentado hasta lo inimaginable. Una experiencia sensorial».

El impacto humano

El «boom» de la Antártida es tal que en diciembre pasado, « Metallica » dio allí un concierto como parte de un concurso lanzado por una marca de refrescos que permitió a 20 ganadores asistir al recital. Organizaciones conservacionistas han manifestado su preocupación porque el creciente número de visitantes impacte negativamente en el continente. Actualmente, el Tratado Antártico establece normas de seguridad y «comportamiento» para las embarcaciones. Hay sitios en donde no puede haber más de dos barcos por día ; el máximo es de 100 personas y los buques que llevan más de 500 pasajeros no pueden desembarcar.

Santuario de la humanidadAún así, Greenpeace reclama que la Antártida sea convertida en un santuario de la humanidad . María José Caballero , directora de campañas de la organización, que conoce de primera mano la realidad antártica, reconoce que « el turismo no es un problema. Lo preocupante es el número de barcos . Son aguas muy frías, que se desplazan más despacio y no dispersan tanto como otros mares los contaminantes que envenenan a sus pobladores naturales, que además tienen un crecimiento mucho más lento. La capacidad de regeneración de la Antártida frente a vertidos no tiene nada que ver con la del Atlántico o el Mediterráneo. En cualquier caso -reitera- no nos oponemos al turismo si está estrictamente controlado. Es estupendo poder llegar a cualquier punto del planeta pero hay que reflexionar sobre si merece la pena el impacto que se causa por hacerlo ».