Papa Francisco: «El Señor también llama a los alejados de Dios y de la Iglesia»

Para marcar la diferencia con maniobras de captación de los grupos políticos o de las sectas, el Papa añadió al margen del texto que « el Señor no hace proselitismo, sino que da amor ”.

Ante más de cien mil fieles que abarrotaban la plaza de San Pedro, el Papa felicitó en primer lugar la Navidad a las iglesias Ortodoxas, que la celebran el 7 de enero, y recordó que la fiesta de la Epifanía refleja no sólo el movimiento de los Magos –en definitiva, del ser humano- hacia Dios sino también el acercamiento de Dios a la persona humana.

Según el Santo Padre, «hay una reciproca atracción, por una parte está el movimiento de Dios hacia la humanidad , que culmina en la Encarnación, y de otra el movimiento de los hombres hacia Dios a través de las religiones. ¡Pero la iniciativa es de Dios! ¡Él siempre nos busca primero!».

Poco antes, durante la misa de la Epifanía en la basílica de San Pedro , el Papa comentó que «los Magos de Oriente simbolizan el destino de cada hombre: nuestra vida es un caminar, iluminado por luces que alumbran el camino, hacia la plenitud de la verdad y del amor, que los cristianos encontramos en Jesús».

A modo de mapa, Dios pone ante la humanidad: «dos grandes libros para orientarse: el libro de la creación y el libro de la Sagrada Escritura».

En contraste con la fe de los Magos de Oriente , el rey Herodes ve al Niño Jesús como un peligro y les pide que le informen de su paradero con la intención de matarle. Pero, en cambio, volvieron a su país por otro camino.

El Papa invito a seguir ese ejemplo de « santa astucia ” para «reconocer los peligros y evitarlos». En efecto, «los sabios venidos de Oriente nos enseñan a no caer en las trampas tenebrosas, a no caer en la insidia de las tinieblas y a defendernos de la oscuridad que intenta envolver nuestra vida».

Los Magos enseñan también «a no contentarnos con una vida mediocre de ' pequeño cabotaje ’ sino a dejarnos fascinar siempre por lo bueno, lo verdadero y lo hermoso… es decir, por Dios, que es todo eso en un grado siempre mayor».