Papa Francisco: «La uniformidad mata la vida de la Iglesia»

El Santo Padre se mojó bastante mientras recorría en el «papamóvil» descubierto una plaza de San Pedro convertida en un mar de paraguas. A pesar de la lluvia, besó a docenas de niños, estrechó centenares de manos y saludó con gestos afectuosos a millares de peregrinos.

Como está un poco resfriado desde el viaje a Asís el pasado viernes, a veces se le notaba el cansancio, sobre todo cuando, sentado, reclinaba la cabeza en su mano derecha.

El Papa continuó la catequesis sobre la Iglesia, comentando su distintivo de «católica», es decir, «universal», con tres significados: que mantiene la totalidad de la fe, está esparcida por todo el mundo e incluye la totalidad de los fieles en su diversidad.

Francisco explicó que la Iglesia es «la Casa de la armonía», ya que Jesús es armonía. El Papa invitó a ver la Iglesia «como una orquesta en que los instrumentos tocan juntos, pero cada uno mantiene su timbre inconfundible. Con la ayuda del director, todos los instrumentos suenan en armonía, y la peculiaridad de cada uno se revaloriza al máximo».

Al margen del discurso escrito, el Santo Padre insistió en la libertad y la legítima diversidad, afirmando que «todos somos hijos de la Iglesia. Pero no somos todos iguales y no debemos ser todos iguales».

Esa diversidad, no debe impedir la armonía, que es resultado del esfuerzo de cada uno. El Papa invitó a los peregrinos a examinarse sobre la unidad: «¿Vivimos la armonía en mi comunidad, o nos peleamos entre nosotros? ¿Hay discusiones? ¿Hay chismorreos?».

Y también les invitó a examinarse sobre la diversidad: «¿Aceptamos la variedad, la diversidad? ¿O tendemos a uniformar a todos? La uniformidad mata la vida de la Iglesia, porque mata los dones del Espíritu Santo».