Cómo distinguir a un digno discípulo de Diógenes
Un 6% de la población padece un síndrome de acumulación de objetos, diferente de la patología a la que da nombre el filósfo griego
e.pastrana/EFe
Diógenes vivía en una tinaja y sus únicas posesiones eran un manto, un zurrón, un báculo y un cuenco. El filósofo griego hizo del culto a la pobreza un modo de vida y pasó sus días convertido en un vagabundo. Diógenes quería prescindir de todo ... y de todos, desdeñaba al ser humano y consideraba toda propiedad como un modo de esclavitud.
Parece paradójico que un hombre que despreciaba a los objetos haya acabado dando nombre a aqueos que no son capaces de desprenderse de ninguno, pero es así.
Este trastorno fue bautizado por los investigadores Clark y Mankikar, dos psiquiátras de aunque ya se conocían estudios previos sobre el tema. Otros autores se han referido a esta conducta como «fallo o fracaso senil en los patrones de higiene personal y ambiental». En su opinión, este comportamiento podriá explicarse como «un mecanismo de defensa» que utilizan las personas mayores para responder al estrés del envejecimiento.
Segun informa el Hospital de Bellvitge cerca del 6% de los ciudadanos de occidente acumulan objetos de forma compulsiva, pero aunque esto sea una patología advierten: «ésto no es diógenes». Los enfermos de diógenes además padecen «dejadez personal y social» y suelen «acumular restos de alimentos y basura en general».
Además, existen dos caras de esta patología: el diogenes activo, que provoca la búsqueda y acumulación de basura y despojos. Por otra parte, el lado pasivo consiste en «dejar» o «no recoger» los objetos, de forma que acaban acumulándose. En este sentido, el diógenes pasivo se parecería más a la «acumulación de objetos» a la que se refire el hospital Bellvitge.
Este centro organizará los próximos 9 y 10 de octubre un encuentro para tratar esta patología.
El trastorno de acumulación se define por la tendencia que lleva a las personas a acumular objetos inservibles o sin valor y la dificultad de deshacerse de ellos, de forma que acaban ocupando más del 70% del espacio habitable de su domicilio con estos objetos, haciendo difícil la vida diaria.
Tradicionalmente, la conducta acumuladora se relacionaba con el trastorno obsesivo-compulsivo, pero últimamente se ha empezado a considerar como una patología independiente ya que las personas afectadas no experimentan pensamientos obsesivos ni clara ansiedad sino una dificultad para desprenderse de los objetos adquiridos y un sentimiento de duelo cuando se ven obligados a ello.
La psiquiatra del Hospital de Bellvitge Pino Alonso indica que «es fundamental tener en cuenta estas diferencias psicopatológicas para establecer un buen diagnóstico diferencial entre las dos patologías».
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