La «visión» de San Josemaría Escrivá de Balaguer en la fundación del Opus Dei

Muchos de sus miembros no dudan en ratificar la intervención sobrenatural en la «inspiración» que tuvo San Josemaría. El historiador y jurista Andrés Vázquez de Prada , autor de la biografía « El fundador del Opus Dei », asegura que la fundación se produjo «como un semilla divina caída del cielo».

Por su parte, Salvador Bernal , autor de un ensayo bibliográfico sobre Escrivá de Balaguer, afirma que simplemente «vio» el Opus Dei (el término que usaba San Josemaría) mientras se encontraba rezando en una casa de los padres paúles en Madrid, en el mismo instante en el que sonaban las campanas de la cercana iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles . Y que todo sucedió el 2 de octubre, el día en que la Iglesia celebra la fiesta de los Ángeles Custodios .

La pequeña biografía difundida por el Vaticano el día de su canonización por parte de Juan Pablo II, en 2002 , a la que asistieron 300.000 fieles de todo el mundo, decía que «Dios se dignó iluminarle: vio el Opus Dei, tal y como el Señor lo quería y como debería ser a lo largo de los siglos».

Joven sacerdote

Acerca de la fecha misma de la fundación, Escrivá de Balaguer contó muy poco. Parece ser que, por los diversos relatos que se han difundido, comenzó a pensar en cuál podría ser su papel dentro de la Iglesia, durante sus meditaciones en Madrid, a donde se había trasladado en 1927 para iniciar la tesis del doctorado en Derecho, hasta que el 2 de octubre de 1928 "vio" el Opus Dei . Había sido ordenado sacerdote dos años antes y, después, comenzó a ejercer el ministerio en varias parroquias rurales y en la iglesia de San Pedro Nolasco de Zaragoza , que entonces estaba regida por los jesuitas.

Siendo un joven sacerdote en una España con abundancia de curas, buscaba un camino particular para su vida espiritual y su labor de apostolado. Durante aquellos años de juventud, en los que contaba con veintipocos años, San Josemaría Escrivá trató espiritualmente a muchas personas de diversos ambientes sociales y se dedicó a la atención de numerosos enfermos y niños desvalidos de los barrios pobres de la capital.

Más de 85.000 miembros

Al margen de la polémica que generó en ciertos ambientes eclesiásticos y religiosos que recelaban de la novedad de la Obra, el Opus Dei pronto comenzó a crecer y ganar miembros, hasta llegar hoy a la cifra de más de 85.000 fieles en todo el mundo –35.000 en España–, dos cardenales, 40 obispos y más de 20 miembros en la curia vaticana. Y cuenta, además, con fieles en países como Perú, México, Filipinas, Estados Unidos o Gran Bretaña.

El primer centro, la Academia DYA , lo abrió Escrivá de Balaguer en 1933 para acoger a estudiantes de Derecho y Arquitectura. Era el primer paso de una idea de labor con universitarios, que jamás abandonó luego. El proyecto, sin embargo, fue suspendido temporalmente por la Guerra Civil .

En 1939, el fundador regresó a Madrid y el Opus Dei comenzó a expandirse por otras ciudades de España. En 1941, el obispo de Madrid, Leopoldo Eijo y Garay , le concedió la primera aprobación diocesana; en 1944, el obispo de la capital ordena sacerdotes a los tres primeros fieles de la organización [en la fotografía], y, en 1945, Escrivá de Balaguer impulsa desde Roma su expansión por Europa y América. En Inglaterra, por ejemplo, la primera residencia se fundó en 1946.

Antes de acabar las década de los 40, los primeros miembros del Opus Dei fueron enviados a Estados Unidos y México . A partir de ahí, cada año se fueron sumando nuevos países en un crecimiento continuo: Chile y Argentina , en 1950; Venezuela y Colombia , en 1951, Alemania , en 1952; Perú y Guatemala , en 1953; Ecuador , en 1954; Suiza y Uruguay , en 1956; Austria , Brasil y Canadá , en 1957; El Salvador , Kenya y Japón , en 1958; Costa Rica , en 1959, y Holanda , en 1960.

Apoyo de los Papas

Desde entonces, el Opus Dei ha sido una institución que ha generado algunas controversias, aunque siempre encontró el apoyo de los Papas. Las críticas procedieron por lo general de no creyentes, aunque también llegaron de ambientes autodenominados «progresistas» en el interior de la Iglesia.

La Obra se tuvo que defender, por ejemplo, de acusaciones de machismo y discriminación por el papel que juegan las «numerarias auxiliares», las mujeres de la Obra que se ocupan de la gestión interna de las residencias, incluyendo las tareas domésticas. San Josemaría, que en 1928 pensó que la Obra sería solo para hombres, tuvo «otra visión fundacional» en 1930 y abrió la institución a las mujeres en 1930. Una de las aportaciones más importantes de éstas a los centros del Opus Dei es el ambiente hogareño de la casa del fundador, que era el lugar donde se habían celebrado las primeras reuniones. Hoy, el 55% de sus miembros son mujeres.