8Belts, el método revolucionario para aprender chino en ocho meses
Una empresa española desarrolla un software pionero en el mundo que garantiza resultados con media hora de dedicación al día

Rápido, personalizado y completamente online. Así se puede definir el nuevo método revolucionario desarrollado por la empresa madrileña 8Belts.com para aprender a hablar en chino en ocho meses. Los autores defienden la infalibilidad de este sistema de aprendizaje, pionero a nivel mundial. Tan seguros están de ello que si no se obtienen los resultados prometidos, te devuelven el dinero.
Tras cinco años de investigación, 8Belts se lanzó al mercado en 2011. Dos meses después, Telefónica se interesó en la empresa y se integró como socia. En estos momentos cuenta con 21 empleados y registra un crecimiento de más de un 1000%, con miles de usuarios en 23 países distintos. Por el momento, la plataforma solo está adaptada al español, pero en un futuro probablemente se amplíe a los usuarios de habla inglesa.
En apenas dos años en funcionamiento, este programa se ha convertido en un filón tanto para particulares como para las multinacionales españolas con intereses comerciales en el gigante asiático. Empresas como Banco Santander han contratado el programa para formar a sus ejecutivos de manera eficaz en un tiempo récord. Anxo Pérez, fundador de 8 Belts, asegura que con media hora de estudio diario cualquier persona puede mantener una conversación con un nativo en menos de dos semanas. No es magia, son matemáticas.
El algoritmo del chino
«Trabajamos con un sistema muy científico que se basa en la aplicación de algoritmos», explica este emprendedor gallego. En su opinión, los métodos tradicionales adolecen de dos problemas básicos: uno se corresponde con la elección de la información que se imparte al alumno, «que no es la más correcta porque mezcla lo más empleado con lo menos útil». El segundo tiene que ver con la retención de esa información. «Nosotros hemos creado un software online personalizado, que aprende de la forma de aprender del alumno. Es como si estudiara el cerebro del estudiante y no permite que haya fugas de información».
Todo parte del principio en virtud del cual el veinte por ciento idioma se utiliza en el ochenta por ciento de las ocasiones. Así, en lugar de enseñar familias enteras de palabras (frutas, verduras, colores, medios de transporte), este método ha realizado un mapeo del idioma chino para jerarquizar lo que enseña al alumno en función de dos variables: lo más frecuente y lo más combinable (lo que permite una mayor autonomía a la hora de hablar).
Un equipo de lingüistas, programadores informáticos, matemáticos y guionistas de cine han participado en el diseño de 8Belts.com , que está concebido como un juego donde aprendizaje y experiencia gráfica caminan juntas en todo momento.
Conscientes de la importancia de proteger la motivación del alumno para minimizar la tasa de abandono, se ha hecho un esfuerzo por desarrollar una interfaz lúdica que permita al estudiante comprobar sus avances en todo momento. El software está estructurado como una ruta con ocho etapas visualizadas como ocho cinturones de distintos colores. Una vez superado el quinto nivel (cinturón azul), se garantiza que el alumno puede aplicar el chino a cualquier situación diaria. El sistema no establece plazo temporal para la obtención del cinturón rojo, última etapa del recorrido, porque implica el dominio del idioma a nivel experto y su dificultad es exponencialmente mayor a la del nivel inmediatamente inferior.
Esfuerzo y constancia
En cualquier caso, conviene saber que éste no es un método milagro. Sus objetivos están restringidos al aprendizaje oral del idioma, y por supuesto requiere esfuerzo y constancia.
Si se cumplen estas dos condiciones, los resultados están garantizados. Así lo ha corroborado el propio embajador de España en China, Eugenio Bregolat, quien después de estudiar el idioma sin éxito durante 25 años con métodos tradicionales, asegura haberlo conseguido finalmente con 8 Belts en menos de un año.
«El objetivo de nuestro método no es ser capaz de dar un discurso en público ni escribir una tesis, sino mantener una conversación de una hora sin hacer uso de inglés ni de español», recalca Anxo Pérez, quien a su vez es intérprete de ocho idiomas y fue en su día traductor simultáneo de Obama. «Parte de nuestro secreto es la especialización. No enseñamos ni cultura ni geografía china, hacemos una sola cosa, pero mejor que nadie», defiende.
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