El Obradoiro busca amigos

Tras los rumores, las críticas, los dimes y diretes casi convertidos en leyenda e incluso novelados, el santuario gallego ha cortado de raíz aquello que lo debilitaba con el nombramiento de un administrador profesional , un laico designado por el arzobispo Julián Barrio que ha zanjado un sistema «demasiado basado en la confianza».

Las cámaras de vigilancia han proliferado y ahora escudriñan las «zonas oscuras» que antes no alcanzaban. Ya nadie puede acceder al manuscrito medieval en solitario. Quien conoce la contraseña de la alarma no tiene acceso a las llaves. Y viceversa.

La calculadora de Francisco Domínguez Martínez, el administrador general del templo con el que charla ABC, cuadra las cuentas e intenta sacar partido a esa información. El veredicto, contra todo pronóstico, es que la Catedral no alcanza por sí sola a emprender las restauraciones que necesita «con urgencia» . Por eso busca amigos que contribuyan a financiarlas. Mecenas de no importa qué tamaño.

Menor aporte turístico

El monumento que cierra la ruta jacobea recibe cada año tres millones de visitantes , los mismos que la Sagrada Familia, el doble que la Catedral de Sevilla, unos trescientos mil menos que la Alhambra. Nada que ver, en cambio, con lo que cada uno de ellos ingresa por turista: la basílica compostelana se queda en 0,16 euros por cada persona que accede a su interior; la hispalense llega a los diez euros por cabeza, los mismos que el monumento granadino. Y doce recauda la iglesia barcelonesa, tal y como resumen desde la Fundación Catedral de Santiago.

Nueve de cada diez turistas que llegan a Galicia aseguran que visitarán la Catedral de Santiago. que anualmente suma entre 2,5 y 3 millones. Genera más del 20 por ciento del PIB de la ciudad y el 10 por ciento del PIB turístico de su Comunidad. Pero el templo es deficitario a excepción de los años santos. Y el próximo no llegará hasta 2021, aunque se trabaja en una visita del Papa en 2014 por el VIII centenario de la peregrinación de San Francisco de Asís.

El desajuste entre ambas variables tiene una explicación: la limitación de no poder cobrar por entrar a la Catedral dado su carácter de santuario de acogida a los peregrinos. Frente a ello, se han propuesto «echarle mucha imaginación» e idear posibilidades de visitas guiadas como la iniciada hace cuatro meses y que permite contemplar -casi tocar- el Pórtico de la Gloria a través de los andamios que lo cubren durante su restauración, financiada por la Fundación Barrié.

El Pórtico, en espera

El proceso de conservación avanza lento y está casi paralizado mientras no se detengan las filtraciones de agua desde las torres. Pese a que las subvenciones públicas han bajado, esta semana se ha anunciado que las obras en ambas comenzarán en agosto y durarán dieciocho meses, durante los que estarán cubiertas por andamios.

Aun así, cualquiera puede participar en la conservación del «estuche barroco de la Catedral culminado en menos de cien años y que se resiente a la vez», indica Daniel Lorenzo, el canónigo que dirige la Fundación Catedral.

Por ello, en la línea de otros monumentos como el museo Guggenheim, el templo busca amigos que aporten 60 euros ; familias que eleven la cantidad a 150; pymes o particulares que desde la iniciativa privada se conviertan en colaboradores con entre 600 y 1.200 euros; empresas o instituciones que contribuyan como benefactores con 6.000 o protectores si lo suben a 15.000.