Cardiólogos recomiendan a los aficionados someterse a un electrocardiograma antes de participar en maratones

Según el cardiólogo Juan Quiles, del hospital de Sant Joan, hoy en día cada vez es más frecuente observar la presencia de gente aficionada en este tipo de pruebas. De hecho, según ha expuesto, la edad media de los corredores se sitúa en torno a los 40 años.

Tal y como ha explicado, en esta franja de edad superior a los de 35 años, «la principal causa de muerte súbita durante la práctica deportiva está relacionada con la enfermedad coronaria». «Es aconsejable», según ha remarcado, una revisión médica centrada en la detección de factores de riesgo y en averiguar la presencia de síntomas sugestivos de una enfermedad coronaria, y la realización de una exploración física y de un electrocardiograma. El objetivo es detectar una posible alteración cardiaca antes de inscribirse y participar en una carrera.

Quiles ha detallado que los deportistas de elite y muchos de los que están federados «pasan periódicamente por reconocimientos médicos», pero ha lamentado que no exista «una pauta específica» acerca del tipo de revisiones adecuadas para los deportistas aficionados y no federados.

El cardiólogo ha apuntado que en Italia, tras implantar de manera sistemática la realización de historia clínica, exploración y electrocardiograma, se comprobó que «se había reducido de manera significativa la cifra de muertes súbitas durante la práctica deportiva».

Los resultados de estos estudios llevaron a la Sociedad Europea de Cardiología a recomendar la realización de estas tres pruebas, que bastarían, según ha añadido, para descartar la existencia de anomalías cardíacas que pudieran implicar riesgos para el corredor.

En el caso de esfuerzos de mayor intensidad o más prolongados en el tiempo se aconseja un estudio cardiológico más completo, con pruebas como el ecocardiograma o la prueba de esfuerzo. Un ecocardiograma es una ecografía del corazón que permite, entre otras funciones, realizar mediciones del grosor de las paredes del corazón y observar con detalle el funcionamiento de las válvulas cardíacas.

La prueba de esfuerzo, por otra parte, consiste en la monitorización del electrocardiograma en tiempo real y de la presión arterial que se realiza a una persona que corre sobre un tapiz rodante, al que se le va aumentando la velocidad y la inclinación de forma progresiva, para comprobar la respuesta del paciente ante un esfuerzo físico creciente.