Rouco asegura que «no es fácil entender que todavía» no se haya reformado la Ley del aborto

En la lista de temas pendientes, el cardenal citó expresamente las principales consecuencias de la crisis económica, como son el paro (sobre todo el juvenil) y la falta de recursos que sufren muchos ciudadanos para hacer frente al pago de la vivienda; pero también se refirió a la desprotección legal del derecho a la vida; la actual legislación «gravemente injusta» sobre el matrimonio; la ausencia de protección adecuada para la familia y la natalidad, y una enseñanza, cuya calidad «sigue dejando mucho que desear».

«Lamentablemente hemos de constatar que los problemas sociales a los que nos referíamos en la inauguración de la última Asamblea Plenaria siguen vivos», aseveró Rouco Varela, quien aprovechó gran parte de su discurso sobre todo para incidir en «las escalofriantes cifras» del aborto, producto de una normativa que, según recordó, «se basa en el absurdo ético y jurídico de que existe un derecho de alguien a quitarles la vida a los seres humanos que van a nacer».

«No es fácil entender que todavía no se cuente ni siquiera con un anteproyecto de Ley que permita una protección eficaz del derecho a la vida de aquellos seres humanos inocentes que no por hallarse en los primeros estadios de su existencia dejen de gozar de ese básico derecho fundamental», añadió el cardenal, al tiempo que urgió al Gobierno «a reformar en profundidad la legislación vigente» y a tomar medidas que «protejan la maternidad y fomenten la natalidad». «España envejece y se debilita», advirtió.

Sobre el matrimonio, el cardenal pidió que se «restituya a todos los españoles el derecho expresamente reconocidos por la ley como esposa y esposo» y que se «recupere una definición legal del matrimonio que no ignore la especificidad de una de las instituciones más decisivas para la vida social». Rouco Varela también abordó el tema de la educación y de la aún insuficiente libertad de enseñanza. «Se espera todavía una legislación más justa en lo que se refiere a la libertad de enseñanza y, en concreto, al efectivo ejercicio del derecho fundamental que asiste a los padres en la elección de la formación ética y religiosa que desean para sus hijos», señaló.

El cardenal había comenzado su mensaje a los obispos -que estarán reunidos esta semana en Madrid- con un alegato sobre la ejemplaridad que ha supuesto la renuncia de Benedicto XVI para la Iglesia y sus pastores. El presidente de la Conferencia Episcopal calificó el gesto del Papa emérito de «excepcional virtud personal», que pone de «manifiesto un espíritu acostumbrado al desprendimiento, humilde y generoso, atento al bien de los demás, de la Iglesia y de toda la humanidad» y que, en ningún caso ha implicado «una ruptura en la vida de la Iglesia».

«Al retirarse al silencio de la oración, Benedicto XVI nos ha dejado a todos, en particular a los pastores, un ejemplo excepcional de virtud», comentó Rouco Varela, quien también aprovechó su primer discurso ante los obispos después del cónclave para referirse al nuevo Papa Francisco.

El cardenal recordó que los obispos españoles tuvieron la oportunidad de conocer en persona al entonces cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, durante unos ejercicios espirituales que él les impartió en enero de 2006. «Quedamos impresionados de la humildad de nuestro director de Ejercicios, al tiempo que vimos en él un jesuita poseído por el amor a la Iglesia, y profundo conocedor del método ignaciano».