El Papa Francisco, manos a la obra
Tras las ceremonias inaugurales, inicia las reuniones de gobierno con los responsables de Obispos y Religiosos
El Papa Francisco, manos a la obra
En su primera mañana «normal» de trabajo, el Papa recibió ayer en audiencias sucesivas al prefecto de los Obispos, Marc Ouellet , y al de los Religiosos, Joao Braz de Aviz . Por la tarde recibió al embajador de México, Héctor Federico Ling Altamirano, ... en visita de despedida.
Francisco celebrará mañana miércoles su primera audiencia general en la plaza de San Pedro. Entre los peregrinos habrá millares de jóvenes españoles que participan en un congreso universitario en Roma.
Al cabo de doce días de emociones fuertes y de actividades extraordinarias, la primera jornada de trabajo normal fue un alivio para el Papa y para la Curia vaticana, que comienza a funcionar de nuevo después de 41 días únicos desde que Benedicto XVI anunció su renuncia el pasado 11 de febrero.
En realidad, Francisco comenzó a gobernar dos días después de la elección, cuando, al término de una audiencia a todos los cardenales, les saludó uno a uno y trató asuntos de gobierno con más de una docena.
«Gesto de confianza»
El cardenal Marc Ouellet, responsable de los Obispos, comentó que «yo iba a saludarle diez segundos, pero él me paró y me habló durante un minuto o dos porque tenía algo muy concreto que decirme de mi departamento. Yo le dije “OK. Lo haré”. No me lo esperaba, y me quedé muy contento. Lo tomé como un gesto de confianza».
Ouellet aseguró que «Francisco es un hombre de gobierno. Sabe a dónde va, y creo que tiene el temple necesario para reformar el modo de gobernar la Iglesia».
Ambos se conocen desde el Cónclave del año 2005 y desde que el cardenal de Buenos Aires asistió en el 2008 al Congreso Eucarístico de Quebec, donde era arzobispo Marc Ouellet. El cardenal Bergoglio es uno de los cinco consejeros, junto con el español Antonio Cañizares, de la Pontificia Comisión para América Latina, que se ocupa de los obispos de este continente, y que preside precisamente el cardenal Marc Ouellet.
La audiencia al cardenal Joao Braz de Aviz, prefecto de los Religiosos, puede haber sido muy grata no sólo porque el purpurado brasileño es enormemente jovial, sino también porque su severa intervención durante el pre-Cónclave respecto a algunos aspectos mejorables en el modo de funcionar de la secretaría de Estado del Vaticano le valió el aplauso de varios purpurados delante del titular, el cardenal Tarcisio Bertone.
Francisco comenzó la jornada de ayer muy temprano, como siempre, con un rato de oración personal antes de celebrar misa a las siete de la mañana en el oratorio de Casa Santa Marta, donde seguirá viviendo hasta que terminen algunas reformas en el apartamento.
Barrenderos y telefonistas
En días sucesivos ha invitado a los barrenderos, los jardineros y las telefonistas del Vaticano. Ayer fue el turno de los periodistas y el servicio fotográfico de «L’Osservatore Romano», el diario oficial de la Santa Sede.
Como es habitual, hizo un breve comentario del Evangelio del día, que ayer relataba las quejas de Judas cuando María de Betania, hermana de Lázaro, rompió un frasco de perfume de nardo legítimo «que podía haberse vendido por trescientos denarios» para ungir los pies de Jesús. El Papa comentó que «Jesús no dijo a Judas “tú eres un ladrón”, sino que tuvo paciencia con él para intentar atraerlo con su paciencia y con su amor. Nos hará bien pensar en la paciencia que Dios tiene con nosotros, con nuestras debilidades, con nuestros pecados».
Durante la mañana envió un telegrama al rabino jefe de Roma, Riccardo Di Segni, para felicitar a toda la comunidad por la Pascua judía, la Pesach, que se celebra hoy. «Pocos días después de nuestro encuentro y con renovada gratitud por haber querido honrar con su presencia y la del resto de representantes de la comunidad judía la celebración de inicio de mi pontificado, me resulta particularmente gustoso extenderle a usted y a toda la comunidad de Roma mis felicitaciones más fervientes por la gran fiesta de Pesach», asegura en su mensaje, que ermina con un sencillo: «Os pido que recéis por mí, como yo rezo por vosotros».
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