El Santuario de Loyola se encomienda a Francisco
ABC comparte el entusiasmo por el nuevo Papa en la cuna de los jesuitas
El Santuario de Loyola se encomienda a Francisco
Entre las cumbres nevadas que estos días iluminan el corazón de Guipúzcoa, la imponente basílica del Santuario de Loyola, cuna espiritual de los jesuitas, acoge a una comunidad de 45 religiosos que, pese a sus 81 años de edad media, viven jornadas de enorme intensidad. ... El retiro para el estudio reflexivo y la oración se ha visto interrumpido por la peregrinación incesante de periodistas, también extranjeros, que desde primera hora del jueves buscaron en la «casa madre» de Loyola alguna pista de Jorge Mario Bergoglio, convertido en Papa Francisco .
Es el primer Sumo Pontífice de la orden de la Compañía de Jesús y sus miembros no ocultan su emoción entusiasta, en apariencia siempre contenida. ABC pudo compartir solo horas después de la fumata blanca su alegría alrededor de la mesa, bendecida por el más anciano, el padre Bergara, quien a sus 94 años, «txapela» y bastón firme cantó con brío en euskera el «zorionak Francisco» (felicidades Francisco).
Pese al revuelo de la mañana, los jesuitas respetaron el buen comer, que tienen «por norma». El menú no era «especial» porque no esperaban a uno de ellos en la silla de Pedro. Se sirvió sopa de pescado, macarrones con chorizo, verduras rehogadas, carrillera de carne con higos y patatas (pescado para los de dieta). De postre hubo fruta y enormes pasteles por el cumpleaños de uno de ellos, que compartió canción de felicitación con el nuevo Papa.
La visita de Bergoglio
Lo cierto es que el rector de la basílica, Txema Vicente, había pasado toda la mañana buscando en el archivo de visitas la huella de la visita que el ahora Papa realizó a Loyola a principios de 1970, cuando siendo provincial jesuita de Buenos Aires estudió dos cursos en Alcalá de Henares. «Es muy posible, pero no todo el mundo que pasa por aquí deja rastro documental», aseguraban en la comunidad. Aunque sin pruebas, la mayoría desechaba la idea de que un veterano discípulo de San Ignacio no se hubiera acercado a su casa matriz habiendo tenido una presencia prolongada en España. Y mientras los más veteranos hacían memoria, al fin hubo quien testimonió la «entrañable» presencia del religioso argentino, «cálido y humano», según confirmaron a este diario.
Resuelta la incógnita, los jesuitas compartían sobre el mantel sus impresiones acerca del nombramiento de su hermano Bergoglio, ahora Primado de la Iglesia Católica. «Ha sido una gratísima sorpresa. No hay en el mundo ningún otro nombramiento como el de la proclamación de un nuevo Romano Pontífice que se siga con tanta veneración y expectación», señalaba el veterano Félix Juan Cabasés, ex redactor Jefe de la Radio Vaticana en España.
Algunos como él interrumpían el almuerzo y abandonaban por un momento la mesa para atender a las felicitaciones que llegaban al teléfono móvil. «Me han felicitado mis 8 hermanos, creyentes o no. Están encantados de que sea argentino y jesuita», resumía Javier Zudaire, responsable de la Basílica, quien admitía la responsabilidad que supone para la orden estar «bajo el foco» mediático. «Es incierta la repercusión que puede tener el que un jesuita sea nombrado Papa», reconocía.
Un grupito recordaba la visita a Loyola del Papa Juan Pablo II en 1982, cuya misa congregó a 60.000 fieles en las campas situadas detrás del Santuario y que hoy ocupa su gran huerta. La mayoría espera que Francisco también les honre con su presencia en la Provincia de Loyola, ahora como sucesor de Pedro, si bien hay quien opina que el Papa debe ir «donde hay más necesidad, no donde tiene más amigos». «Lo importante es ser testigos del Evangelio allá donde nos toque», glosaba el rector.
«Jesuita de espíritu franciscano»
Aunque su magisterio es aún una incógnita –«a ver qué nombramientos hace», apuntaba uno de ellos-, no tienen duda es de que impregnará su papado del «estilo personal», humilde y sencillo, con el que ha venido practicando su labor pastoral en Argentina. «Es un jesuita de espíritu franciscano», ironizó otro.
De momento, la elección del nombre les ha encantado. «Es una satisfacción porque en toda la Cristiandad hay una enorme devoción por San Francisco de Asís, pero además nosotros tenemos a otros dos: San Francisco Javier y San Francisco de Borja», añadía Cabasés.
Al término de la comida, una vez agradecido los alimentos todos en pie alrededor de las mesas, el rector convocó a las cuatro y media un retiro comunitario en la sala de la televisión: «Es una buena ocasión para rezar por el Papa».
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