San Lorenzo de Almagro, los «cuervos» del Papa Francisco
Los aficionados del histórico club porteño celebran tener de socio al nuevo Pontífice
San Lorenzo de Almagro, los «cuervos» del Papa Francisco
Marcelo Tinelli, el presentador más mediático e influyente de la televisión argentina, fue muy gráfico para reflejar su estado de ánimo al conocerse la noticia de que el cardenal Jorge Mario Bergoglio había sido designado nuevo Papa . «¡¡¡Emocionante!!!», escribió en su cuenta de Twitter ... . No explicó qué había desatado su sentimiento, pero en la Argentina todo el mundo conocía la causa.
Tinelli, cuyo programa Showmatch camina por las antípodas de lo que se supone es un pensamiento y una actitud cristiana, comparte al menos una condición con el primer Pontífice latinoamericano de la Iglesia Católica: ambos son hinchas fervorosos del San Lorenzo de Almagro, el «quinto grande» del fútbol argentino.
Es muy probable que los más memoriosos hinchas del Atlético de Madrid conozcan la historia de «los Santos» de Boedo. Por algo, el «Ratón» Ayala, «Cacho» Heredia y el propio «Toto» Lorenzo, pilares de aquella Copa Intercontinental de 1974, procedían de esa entidad nacida en 1908 y cuya relación con la Curia comenzó casi desde el día de su nacimiento.
Los muchachos que se juntaban a jugar al fútbol en un descampado en pleno corazón de Buenos Aires llamaron «Los Forzosos de Almagro» al club que decidieron crear, en referencia a sus cualidades físicas y al barrio que los cobijaba. Pero el nombre no acababa de gustar. Por entonces, un párroco salesiano -joven y futbolero- oficiaba las misas en el Oratorio San Antonio (cosas del destino, el mismo donde se conocerían años más tarde los padres de Jorge Mario Bergoglio), ubicado junto al terreno donde jugaban los chicos.
El Gasómetro
Se llamaba Lorenzo Massa y muy pronto se convirtió en el principal apoyo del equipo. Para demostrarle su gratitud, «Los Forzosos» pasaron a denominarse «San Lorenzo», y de paso se ganaron dos apodos: «Santos», por lógica, y «Cuervos», por la sotana negra de su mentor. Como casi todas las instituciones de la época, el club fue creciendo a los tumbos, amenazó con quebrar y deambuló por diferentes puntos de la geografía porteña, hasta que el padre Massa logró el arrendamiento de un espacio en el vecino barrio de Boedo. Allí fue inaugurado en mayo de 1916 El Gasómetro (llamado así por el parecido que tenía la estructura exterior del estadio con los gigantescos depósitos de gas licuado que funcionaban en aquella época). Y la historia comenzó a hacerse grande.
El fútbol de San Lorenzo crecía y ganaba adeptos, llegaron los títulos, como el de 1933, y las estrellas, como Isidro Lángara, la más rutilante de aquellos años. El excepcional delantero vasco a quien la Guerra Civil y la derrota republicana empujaron al exilio cautivó a los hinchas desde el primer día, cuando le marcó cuatro goles al River. Lángara jugó en San Lorenzo entre 1939 y 1943 y se marchó a México tras disputar 121 partidos y convertir 110 goles. Pero además logró algo incluso más importante: que buena parte de la colonia española en la ciudad se hiciera ya para siempre simpatizante del club azulgrana.
Después, el devenir de los años trajo de todo. Una delantera maravillosa, la de Farro, Pontoni y Martino en 1946, que el Papa Francisco vio jugar en su infancia, cuando su padre le llevaba al campo. Los inolvidables Matadores del 68, el bicampeonato del 72… También la demolición del Viejo Gasómetro en el 79, el descenso de categoría en el 81, la construcción de un nuevo estadio en 1993, algo alejado del barrio...
Hoy San Lorenzo está en plena resurrección. No tanto futbolística, porque el equipo que dirige Juan Antonio Pizzi (aquel «9» del Tenerife y de la Selección Española, quien dijo sentirse «orgulloso y feliz porque el máximo representante de la Iglesia católica sea argentino») se encuentra más cerca del descenso que de la pelea por el título. Pero sí institucional. La crisis económica parece superada, el club ha recuperado el terreno de Boedo y ya hay planes para levantar otro campo y «volver a casa».
Y como si esto fuera poco, su socio número 88.235 ocupa desde el miércoles el Trono de San Pedro. Ahora son «los Cuervos del Papa». Nada más ni nada menos.
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