¿Por qué yo tengo acné y tú no?

Los investigadores descubrieron que la bacteria del acné contiene cepas malas asociadas a la aparición de granitos y cepas buenas que protegen la piel. Estos resultados, que se publican en « Journal of Investigative Dermatology », podrían conducir a una infinidad de nuevas terapias para prevenir y tratar este problema, que puede incluso afectar psicológicamente al que lo sufre

«No todas las bacterias del acné desencadena la aparición de espinillas, una de ellas puede ayudar a mantener la piel saludable», explica Huiying Li, investigador principal y profesor asistente de farmacología molecular y médica en la Escuela de Medicina David Geffen School de UCLA. «Esperamos aplicar nuestros hallazgos en el desarrollo de nuevas estratgias que frenen las impurezas incluso antes de que aparezcan y personalizar el tratamiento de cada paciente», añade.

La Propionibacterium acnes es la bacteria que se desarrolla en las profundidas de nuestros grasientos poros. Cuando ataca al sistema inmune, provoca lo que conocemos como espinillas.

Los investigadores utilizaron tiras limpia-poros en las narices de 49 voluntarios con la piel acnéica y 52 con el rostro limpio, para extraer el ADN microbiano de las mismas. En el laboratorio, rastrearon el marcador genético para identificar las cepas bacterianas de los poros de cada voluntario y comprobar si sufrían acné. Consiguieron aislar más de 1.000 cepas y secuenciaron los genomas de 66 de ellas.

Aplicaciones futuras

«Estábamos interesados en comprobar si las cepas bacterianas lucen muy distintas cuando se han obtenido de una piel enferma o de una sana», señala el doctor Noah Craft, dermatólogo coautor del estudio. Encontraron dos cepas que estaban presentes en uno de cada cinco voluntarios con acné, pero raramente se manifestó en los que tenían la piel clara. Pero el gran descubrimiento todavía estaba por llegar. Hallaron una tercera cepa que es muy común en la piel saludable pero que extrañamente aparece cuando el acné está presente. Los investigadores sospechan que esta cepa contiene un mecanismo de defensa natural con capacidad para reconocer a los «agresores» y destruirlos antes de que infecten la célula bacteriana.

Los autores del estudio creen que incrementando la presencia de esta cepa buena mediante el uso de una crema o loción se podría ayudar a tratar la piel acnéica.

«Esta cepa puede proteger la piel igual que las bacterias vivas del yogur ayudan a defender el intestino», compara Li, que anuncia que el siguiente paso de su equipo será investigar si una crema probiótica preventiva puede bloquear a las bacterias malas evitando que invadan la piel y aparezcan los granos. Los estudios futuros explorarán nuevos fármacos que destruyan las cepas malas y preserven las buenas, así como el uso de virus para matar las bacterias relacionadas con la aparición de espinillas y el desarrollo de un test de la piel que permita predecir si una persona desarrollará un acné severo en el futuro.

El acné afecta al 80% de la población en algún momento de su vida, y aunque su incidencia es mayor en la pubertad, no es exclusiva de los adolescentes. De hecho, cada vez es más frecuente encontrar casos en adultos , especialmente en mujeres: una de cada diez padece acné una vez cumplidos los treinta años, según indican desde la Academia Española de Dermatología AEDV).