Camarlengos antes que Papas
Tres cardenales encargados de la logística durante la Sede Vacante han sido después los elegidos en Cónclave en la historia de la Iglesia Católica
Camarlengos antes que Papas
Con el adiós al Pontificado de Benedicto XVI, ha llegado la hora del cardenal Tarcisio Bertone , que desde las ocho de la tarde del 28 de febrero pilota el periodo transitorio de la Iglesia hasta la elección del próximo Papa. Nombrado «camarlengo» en 2007, ... administra los bienes durante la Sede Vacante, pero ¿tiene opciones para ser elegido Papa?
Solo tres camarlengos en la historia de la Iglesia han sido elegidos Pontífices desde que se instituyera este cargo inspirado en el «kamerling», el ayudante de cámara de los reyes francos. El cardenal Cosimo Gentile Migliorati fue elegido Papa en 1404 por unanimidad, entre los ocho cardenales que integraban el cónclave, convirtiéndose en Inocencio VII.
Más de cuatrocientos años después, en 1878, el cardenal Vincenzo Giaoacchino Pecci pasaba a ser León XIII . Apenas diez días antes había dado sobre la frente del fallecido Pío IX los tres golpes rituales con el martillo de plata, llamando en voz alta: «¡Giovanni! ¡Giovanni! ¡Giovanni!» y ante el silencio, recibió del maestro de Cámara el anillo del Pescador, «que se lo puso al dedo y ya no tuvo necesidad de quitarse», según relató ABC en 1954 en el anuncio de la beatificación de su antecesor.
También el cardenal Eugenio Pacelli cumplió con el ritual como camarlengo en 1939 tras la muerte de Pío XI. Días después, treinta y cinco cardenales italiano y veintisiete purpurados de otros países se reunían en cónclave. «El antecedente de haber sido monseñor Pacelli secretario de Estado del Pontífice difunto no favorecía -aunque sin fundamento- su elección», se recoge en las hemerotecas.
Tras dos votaciones nulas, en la tarde del 2 de marzo tres cardenales se acercaban a preguntarle si aceptaba su elección a lo que respondió con las palabras «cúmplase la voluntad de Dios». Cuentan que el cardenal Pacelli tropezó y cayó mientras se dirigía a la Capilla Sixtina antes de ser proclamado Papa. «El cardenal Verdier, arzobispo de París, que iba a su lado, le ayudó a alzarse, diciéndole en alta voz con alegre sonrisa: "Vicarius Christi in terra"», se informaba en ABC . La frase entrañaba un doble sentido, pero se convirtió en profética diez minutos después.
El decano de los cardenales diáconos anunciaría a la muchedumbre que el cardenal Pacelli había elegido el nombre de Pío XII. Cuentan que estuvo a punto de conservar su nombre, por lo que se habría llamado Eugenio IV , pero finalmente optó por Pío XII. Según una vieja tradición, si un Papa no cambia de nombre al ser elegido, su Pontificado será infausto y de hecho muy pocos Pontífices lo han conservado, pero no fue ése el motivo. Cuando el decano del Sacro Colegio, Granito di Belmonte le preguntó por el nombre que quería asumir, el electo respondió: «Quiero llamarme Pío XII , porque toda mi vida eclesiástica y mi carrera se han desenvuelto bajo pontífices de tal nombre y en modo especial por gratitud a Pío XI, que siempre me bendijo con su afecto».
El sastre estaba preparado
La elección del cardenal Pacelli no sorprendió al sastre pontificio Aníbal Garrabarelli. Solo se había cuidado de cortar dos hábitos, uno que correspondía a las medidas y a la figura alta y delgada del cardenal Pacelli y otro para la más baja y más gruesa del cardenal Maglione, según señaló ABC en 1958 .
El sastre colombiano Luis Abel Delgado reveló este viernes 1 de marzo que desde hace tiempo recibió el encargo del Vaticano de confeccionar tres mitras de diferentes medidas y ajuares «para hombres altos» y de origen europeo . Tarcisio Bertone se ajusta a este perfil aunque su nombre no suele figurar en las listas de «papables» y muchos cardenales han cuestionado su capacidad porque creen que la Curia vaticana no ha estado a la altura del ahora Papa emérito .
El actual camarlengo, un salesiano afable y práctico nacido en Romano Canavese (Italia), el 2 de diciembre de 1934, se afana ahora en las tareas decisivas en la transición y una vez que se inicie el cónclave, velará por que los cardenales voten al próximo Papa completamente aislados del mundo exterior. Si es él u otro de los 115 cardenales el elegido se sabrá tras la fumata blanca.
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