Los peces se vuelven más voraces por los ansiolíticos humanos que llegan a los ríos
Un estudio confirma que los vertidos con medicamentos están modificando el comportamiento de los peces
N. ramírez de castro
Primero se demostró que la píldora anticonceptiva alteraba el ciclo reproductivo de los peces y ahora que los ansiolíticos, uno de los medicamentos más consumidos, también podrían cambiar su comportamiento. Los fármacos humanos excretados a través de la orina llegan a las aguas residuales y ... terminan en ríos, estuarios y lagos con consecuencias en la fauna acuática que cada vez son más difíciles de ignorar.
La última prueba la aporta la Universidad de Umea (Suecia), al demostrar que bajas dosis de estos medicamentos contra la ansiedad tienen la capacidad para cambiar a los peces. En el experimento, que han publicado en la revista «Science», cuentan cómo unas tranquilas percas se convirtieron en unos peces más voraces, audaces y también en peces asociales con más tendencia al aislamiento.
La demostración se hizo en un entorno artificial, en unos tanques, para facilitar su observación y distinguir el comportamiento de los peces que recibían el ansiolítico ( oxazepam ) de los que no estaban expuestos. Pero la dosis del medicamento suministrada fue similar a la exposición que recibirían en uno de los ríos de las zonas más pobladas de Suecia. Este fármaco es uno de los ansiolíticos más consumidos en Europa, utilizado contra estados de ansiedad y estrés, así como relajante muscular.
Audaces y sin miedo
Los cambios observados fueron evidentes, asegura Tomas Brodin, el ecólogo que coordinó la investigación. Las percas son tímidas y huidizas, como estrategia para sobrevivir a sus depredadores. Sin embargo, el ansiolítico cambió por completo su forma de actuar. Las expuestas al fármaco se volvieron más audaces y se atrevieron a dejar su refugio para adentrarse en zonas nuevas y potencialmente peligrosas. Estaban menos estresados y tenían menos miedo. «En cambio, los peces sin ansiolítico se quedaron escondidos en su refugio».
Otro cambio importante en su comportamiento es el paso de la timidez a la voracidad y el aislamiento. Las percas tratadas con ansiolítico perdieron el interés por estar en grupo y se volvieron más ansiosas por la comida. Comían con más rapidez y apetito. Este cambio podría tener consecuencias en el ecosistema, al alterar la composición de las especies en el agua y producir un mayor florecimiento de algas a lo largo del tiempo.
Tratamientos de aguas residuales
«La solución a este problema no es dejar de medicar a la población enferma sino desarrollar tratamientos de aguas residuales más eficaces que puedan capturar medicamentos ecológicamente peligrosos», explica Jerker Fick, coautor de la investigación.
El problema no son solo los antidepresivos y ansiolíticos, ni la píldora anticonceptiva que toman más de cien millones de mujeres en el mundo, sino el cóctel de todos los medicamentos que se escapa al tratamiento de las aguas. Todos ellos causan un efecto en el ecosistema fluvial que aún es difícil de calcular.
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