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el adiós de benedicto XVI

El camino para un nuevo Papa

Benedicto XVI mantendrá su agenda oficial hasta el 28 de febrero, día de la renuncia | A mediados de marzo se convocará un cónclave donde los 117 prelados elegirán al Pontífice 266

D. VALERA

La sorpresa y el asombro inicial dieron paso a las dudas e interrogantes. Benedicto XVI dejará de ser Papa el 28 de febrero a las 20.00 horas. Día y hora fijadas por el propio Pontífice para poner fin a su ministerio casi ocho años después de ser elegido el 19 de abril de 2005. Pero ¿qué pasará a partir de ese día? ¿Cuál es el calendario para elegir al Papa número 266? ¿Quién puede optar a ocupar la silla vacante de San Pedro?

Hasta la fecha señalada ya en rojo en los calendarios, Benedicto XVI continuará con los actos oficiales programados en su agenda. De hecho, el Pontífice acudirá a la colina romana del Aventino para presidir los ritos del Miércoles de Ceniza, que abren el tiempo de Cuaresma. El sábado recibirá al presidente de Guatemala y posteriormente se retirará a unas jornadas espirituales. Solo a partir del día D y hora H se proclamará 'sede vacante' la silla de San Pedro y se pondrá en funcionamiento el procedimiento habitual de elección papal.

Los asuntos ordinarios de la Iglesia quedarán a cargo del Colegio Cardenalicio y se suspenderán otros aspectos más extraordinarios -beatificaciones, ordenaciones, etc-. El cardenal camarlengo,Tarcisio Bertone, será el responsable de organizar todo el procedimiento para elegir al sucesor de Benedicto XVI. Generalmente el cónclave se convoca unos 15 días después del fallecimiento del Papa. Sin embargo, al no ser este el caso -por primera vez desde el siglo XIII- y no haber exequias, es probable que los tiempos se acorten algo.

La responsabilidad de decidir sobre el nuevo líder de la Iglesia Católica recaerá en los 117 cardenales menores de 80 años a día de la renuncia de Ratzinger. Los prelados se reunirán bajo la inspiración de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel para participar en ese ritual milenario. Entre ellos habrá cinco purpurados españoles. El presidente de la Conferencia Episcopal Española y cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela; el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach; el prefecto de la Congregación para el Culto Divino, monseñor Antonio Cañizares Llovera; el cardenal arzobispo emérito de Sevilla, monseñor Carlos Amigo Vallejo; y el arcipreste de la basílica papal de Santa María la Mayor de Roma, Santos Abril y Castelló.

En contra de lo que se cree, el Derecho Canónico no recoge un límite de edad para optar al papado. "Puede ser elegido cualquier fiel. El único requisito que necesita es ser nombrado obispo y, en caso de no serlo, puede ser ordenado inmediatamente", asegura Eduardo Molano, experto en Derecho Constitucional Canónico de la Universidad de Navarra. Sin embargo, es impensable que el Papa no sea uno de los cardenales reunidos en el cónclave. Y teniendo en cuenta que el principal y único motivo alegado por Ratzinger para su renuncia es el cansancio por sus avanzada edad, parece lógico que la jerarquía católica se decante por un candidato relativamente joven.

Proceso de votación

Una vez convocado el cónclave, los cardenales electores se hospedarán en la llamada 'Casa de Santa Marta', un hotel ubicado en la Ciudad del Vaticano. Y es que desde ese momento los prelados tienen prohibido mantener ningún contacto con el exterior ni hacer propaganda sobre su candidatura. Según la legislación vaticana, el voto es secreto y está permitido votarse a sí mismo. Es necesario lograr una mayoría de dos tercios para ser proclamado Papa.

Estas elecciones 'sui géneris' se dividen en tres partes. En primer lugar un 'pre-escrutinio', donde se decide quién es el encargado de leer las papeletas. Luego llega el 'escrutinio' propiamente dicho y un después un recuento posterior tras el que se queman las papeletas con paja húmeda para dar negrura al humo de la chimenea de la plaza de San Pedro que informa a los fieles de la falta de acuerdo.

En la tarde del primer día se realiza un escrutinio, que se repetirá hasta en los tres días siguientes, dos veces por la mañana y otras dos por la tarde. Si el tercer día la fumata blanca se resiste, el cardenal camarlengo convoca un día para el retiro y la oración. Si tras esa reflexión y 21 nuevas votaciones ningún candidato logra los dos tercios de los apoyos, la votación se reduce a los dos prelados con más votos.

Sin embargo, los antecedentes hacen prever un cónclave breve. De hecho, en el siglo XX ninguna elección se prolongó más de cuatro días (Pio X en 1904). Juan Pablo II fue elegido en el segundo día, el mismo tiempo que Ratzinger, que se convirtió en Benedicto XVI transcurridas cuatro votaciones. Y es que en pleno siglo XXI parece impensable un cónclave de varios meses como antaño. De hecho, el Vaticano ya ha asegurado que confía en tener un nuevo obispo de Roma en el mes de marzo. Es más, el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, prometió un 'habemus Papam' antes de Pascua, es decir, del 31 de marzo.

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