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España, uno de los paises más visitados por el Papa

Junto a Alemania, nuestro país ha sido uno de los destinos predilectos de Benedicto XVI para sus peregrinaciones. Valencia, Santiago, Barcelona y Madrid fueron las ciudades que acogieron al Santo Padre

España, uno de los paises más visitados por el Papa abc

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Tres viajes a España dan cuenta de la predilección que Benedicto XVI ha tenido por nuestro país. La primera de sus visitas tuvo lugar apenas un año y medio después de haber sido elegido Pontífice.

Esta no era, sin embargo, la primera ocasión en la que pisaba tierra española. Como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe ya había visitado nuestro país en seis ocasiones.

En valencia, con las familias

El V Encuentro Mundial de las Familias se celebró en la ciudad española de Valencia el 8 y 9 de julio de 2006. El encuentro fue presidido por el papa Benedicto XVI, en el que fue su primer encuentro de este tipo y su primera visita a España desde que accedió al pontificado en 2005. Valencia había sido designada como sede del encuentro por el anterior pontífice, Juan Pablo II, a petición del rey Juan Carlos I y de los obispos españoles. Los actos principales se celebraron en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, situada en el antiguo cauce del río Turia.

Fueron nueve días, seis actos, tres escenarios y cientos de miles de peregrinos reunidos en torno a Benedicto XVI . El V Encuentro Mundial de las Familias (V EMF) incluyó por primera vez una Feria Internacional de las Familias.

En su mensaje, Benedicto XVI transmitió e mensaje de «el matrimonio y la familia instituciones insustituibles y que no admiten otras alternativas». En este sentido, recordó a los fieles que la familia cristiana tiene «hoy más que nunca, una misión nobilísima e ineludible», como es transmitir la fe, y como padres, son los primeros evangelizadores de los hijos.

Por este motivo concreto, se eligió para este encuentro el lema «La transmisión de la fe en las familias», y entorno a él se organizaron todos los debates y actos.

La promulgación de leyes polémicas por parte del ejecutivo que presidía Rodríguez zapatero, como la del matrimonio homosexual, divorcio exprés o reproducción asistida, eran puntos de fricción de actualidad durante esos días entre el Vaticano y el gobierno de España. Sin embargo, el viaje del santo Padre quedaría marcado por un grave accidente en el Metro de Valencia, cinco días antes de su llegada, que se llevaba la vida de 43 personas. En Papa ordenó modificar su agenda prevista para la visita para poder presidir los funerales y saludar personalmente a cada uno de los familiares de las víctimas.

Año Santo Compostelano y consagración de la Sagrada Familia

Cuatro años más tarde se producía la segunda visita del Papa a España. Benedicto XVI visitó Santiago de Compostela y Barcelona los días 6 y 7 de noviembre de 2010. Su primer destino fue la ciudad de Santiago de Compostela con ocasión del Año Jacobeo.

En la capital gallega Benedicto XVI cumplió su deseo de participar en el Año Jubilar, y en su discurso nada más pisar tierras compostelanas afirmaba: «Vengo como peregrino en este Año Nuevo Compostelano y traigo en el corazón el mismo amor a Cristo que movía al apóstol Pablo a emprender sus viajes, ansiando llegar también a España». Este viaje fue por entero una invitación al diálogo entre fe y razón, entre fe y modernidad, entre fe y laicidad.

Posteriormente Barcelona tuvo el honor de acoger al Papa con motivo de la consagración de la Sagrada Familia de Antonio Gaudí como Basílica Menor. «Gaudí hizo algo que es una de las tareas más importantes hoy: superar la escisión entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre existencia en este mundo temporal y apertura a una vida eterna, entre belleza de las cosas y Dios como Belleza», decía el pontífice durante la Santa Misa de dedicación de la Sagrada Familia. En su discurso Benedicto XVI hacía referencia también al «amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural».

Jornada Mundial de la Juventud en Madrid

El tercer viaje a España tuvo lugar entre el 18 y el l 22 de agosto de 2011. El Papa presidió la XXVI Jornada Mundial de la Juventud en Madrid. Fueron cuatro días cargados de encuentros con jóvenes dedicados a distintas labores cotidianas y discapacitados de la Fundación Instituto San José. Tuvo ocasión de visitar el Monasterio de El Escorial. En la Vigilia y en la Misa de la JMJ asistieron cerca de un millón y medio de personas venidas desde todos los rincones de la tierra. España, junto a Alemania, se convertía en el país más visitado por el Santo Padre.

Antes, en el vuelo papal que le llevó a Madrid, el Pontífice ya había pedido, en su diálogo con los periodistas, responsabilidad ante la crisis económica. «La economía no puede referirse a sí misma, sino que el hombre debe estar en el centro de la economía, que no representa sólo el beneficio sino la solidaridad», señaló.

Esa misma tarde, ante la primera multitud de jóvenes congregados en la Plaza de Cibeles, durante el discurso de bienvenida y tras cruzar a pie la Puerta de Alcalá, criticó a aquellos que «desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias».

En su tercera jornada, en el Instituto Fundación San José, remarcó que las personas con discapacidad «son los protagonistas de esta civilización» y defendió la dignidad de «cada» vida.«Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana», afirmó.

Además, ya en la Vigilia de Cuatro Vientos, el Papa tenía previsto defender el matrimonio indisoluble entre hombre y mujer y criticar la cultura relativista que desprecia la búsqueda de la verdad, aunque finalmente terminó improvisando debido a la gran lluvia que cayó y dio las gracias a los jóvenes por acudir.

De vuelta a Cuatro Vientos, en la misa de envío, el Papa se preocupó por cómo habían pasado la noche los jóvenes tras la tormenta y les invitó a ser «discípulos y misioneros de Cristo en otras tierras y países donde hay multitud de jóvenes que aspiran a cosas más grandes (...) y no se dejan seducir por faltas promesas de un estilo de vida sin Dios».

Finalmente, tras reunirse con los voluntarios de la JMJ de Madrid para darles las gracias por su trabajo, se dirigió al aeropuerto, donde, antes de emprender el vuelo de regreso a Roma, se refirió a España como «una gran nación, que en una convivencia sanamente abierta, plural y respetuosa, sabe y puede progresar sin renunciar a su alma profundamente religiosa y católica».

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