Pedro el Pescador vuelve a desembarcar en Roma
Treinta y siete grandes óleos narran su vida en Castel Sant’Ángelo, a orillas del Tíber
Pedro el Pescador vuelve a desembarcar en Roma
La historia épica de Pedro de Betsaida, desde su encuentro con Jesús en una playa de Galilea hasta su muerte en Roma, tiene una fuerza especial narrada en treinta y siete cuadros dentro de los muros del Mausoleo de Adriano, más conocido como Castel Sant’ ... Ángelo, según el arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, que ha organizado la muestra. La exposición, que forma parte de las actividades del Año de la Fe, permanecerá abierta hasta el 1 de mayo. Para los peregrinos, es una experiencia a la vez cultural y religiosa.
«El Camino de Pedro» comienza por mostrar sus primeros encuentros con Jesús en telas sobre «La pesca milagrosa», «La vocación de los apóstoles Pedro y Andrés» o «Pedro camina sobre las aguas», a cargo de autores clásicos como Hans Harder o «el Garófalo».
Castel Sant’Ángelo, a orillas del río Tíber, recuerda el desembarco de Pedro en Roma y también su martirio, a menos de un kilómetro, en lo que entonces era el Circo de Nerón y hoy es la Plaza de San Pedro. En ese marco, escenas como «La barca en la tempestad», de Jan Breughel, o «San Pedro encuentra la moneda en la boca del pez», de Mattia Preti, tienen un sabor marinero pero a la vez presagian acontecimientos todavía más extraordinarios.
Efectivamente, la exposición va presentando momentos de euforia de Pedro, como «La Transfiguración», de la escuela de Nóvgorod, momentos de sorpresa como «El lavatorio de los pies», de Giovanni Baglione, o de profunda amargura como «Pedro reniega de Cristo», de Georges Latour, un nocturno de aire mágico ambientado en la casa de Caifás.
La historia de Pedro, extraordinaria y aventurera, ha inspirado a miles de artistas, y la muestra incluye desde «El ángel libera a Pedro de la cárcel», de Lucas Jordán, hasta «Pablo reprende a Pedro» de Guido Reni, inspirado en el episodio de Antioquía.
Los peregrinos que acudan a Roma hasta el uno de mayo tienen un doble aliciente para entrar en Castel Sant’Ángelo: disfrutar de una de las mejores vistas de Roma, y revivir los pasos del pescador sobre cuya tumba se alza la mayor basílica de la historia y la cúpula más espectacular del mundo.
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