Pensamiento

El filólogo que levanta puentes entre las orillas del arte

Rodrigo Guijarro Lasheras
Profesor ayudante doctor en el Departamento de Literatura Española y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Valladolid

Rodrigo Guijarro Lasheras Vídeo ABC

«Podemos encontrarnos en mi despacho (tercera planta)», nos dice Rodrigo Guijarro Lasheras (Oviedo, 1989). Y nos encomienda una fecha y hora concreta. «Dime si te va bien, porque entre exámenes, revisiones y tribunales se me llenan los días rápidamente», añade. A tope. A Valladolid. Parece que es un periodo con mucho trajín para el entrevistado.

Guijarro Lasheras es un joven doctor en Estudios Literarios por la Universidad Complutense de Madrid (Premio Extraordinario de Doctorado) y que ejerce de Profesor Ayudante Doctor (acreditado como Profesor Titular) en la Universidad de Valladolid, en Filosofía y Letras. Su ‘expertise’ es la Teoría de la Literatura y las relaciones entre artes, particularmente música y literatura.

Filología Hispánica y Grado Superior de Música en el Conservatorio, hizo las dos carreras a la vez. También giró con orquestas por Europa, con la Joven Orquesta Europea y también colaboró con la Orquesta Nacional durante un par de años. Por si no bastara el trote, a la vez hizo su doctorado en la Universidad Complutense en Estudios Literarios con una beca FPU y de la Residencia de Estudiantes de Madrid donde vivió un año rodeado de los fantasmas de Buñuel, Lorca y compañía.

¿Cómo imagina profesionalmente su futuro? «Es difícil de decir. Me imagino haciendo algo parecido a lo que hago actualmente. Me gustaría tener mi propio grupo de investigación y supongo que algunas cuestiones irán cambiando, habrá nuevas herramientas tecnológicas y de docencia. Pero en esencia será parecido. Leer, escribir y dar clase. La presencialidad en eso es insustituible», reflexiona Guijarro.

Cuando terminó el doctorado, el joven ovetense tuvo la oportunidad de tener una beca postdoctoral Juan de la Cierva del ministerio de Educación y, finalmente, obtuvo la plaza que ocupa actualmente como profesor de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Valladolid. Da clases e investiga. Y su día a día, depende mucho de la época del año.

«En época de clases, vengo aquí y las preparo. También lo hago en casa, y luego atiendo a alumnos, corrijo trabajos y exámenes y no me da tiempo a mucho más». Cuando no hay clases, investiga. O sea, ir al despacho, proveerse de libros y artículos, escribir y reescribir. «Y una parte ocasional del trabajo consiste en viajar para comunicar las ideas que tienes y debatirlas con otros especialistas». De hecho, en dos semanas va a Munich a un congreso a conferenciar sobre sus últimas indagaciones. Y también hacen estancias de investigación para trabajar con otros profesores. Lo que pronto, también, le llevará a Buenos Aires.

¿Cuál será el mayor hito de su disciplina híbrida? El académico matiza: «Depende cuál consideremos que es mi disciplina. Yo me dedico a estudios músico-literarios, que a su vez es una parte de estudios de intermedialidad, es decir relación entre medios, entre teorías artísticas, y que a su vez es una parte de la Teoría de la Literatura que es el nombre de mi área, y, si queremos a su vez, de los Estudios Literarios». ¡Vamos!

Así, continúa: «Depende de dónde pongamos el foco, la respuesta será una u otra. Si particularizamos en estudios músico-literarios, creo que el contar con una teoría sistemática que explica todas las posibilidades de interrelación entre música y literatura es uno de los grandes hitos que ha habido en los últimos 25 años. Concretamente, esto surge en el año 1999 con un libro del catedrático austriaco Werner Wolf». ¿Y por dónde irá el gran hallazgo futuro? «Seguramente se avance mucho en vincular teoría de la literatura con filosofía analítica de la literatura, que tratan temas parecidos pero hasta ahora no muy conectados. Quien sea capaz de conectar ambas áreas conseguirá un auténtico hito».

Por último, Guijarro nos advierte de dos claves. Por un lado, hay que reformar los procedimientos de investigación («un sinfín de trámites, de papeles, autorizaciones, solicitudes y comisiones que acaban haciendo mella»). Y, sobre los estudios literarios, tiene claro que hay que cambiar la percepción social: «Nadie justifica por qué la investigación en Medicina es importante, pero muchas veces no se es consciente del valor que tiene el conocimiento que genera a lo que nos dedicamos. Por nuestra parte, tenemos que llegar a la sociedad, haciendo textos accesibles y que la gente pueda consultar».

Pensamiento
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