En los ‘headquarters’ de la investigación estatal humanista cerca de Suanzes, en Madrid, una filóloga clásica especializada en papirología ultima su viaje a Berlín para los próximos tres meses. Allí hará un doctorado trimestral, porque parte del corpus que estudia son papiros que están en varias colecciones de muchas ciudades del mundo y una parte importante se encuentra en los museos de la capital alemana. «Y tengo el privilegio y la oportunidad de poder ir a estudiarlos de primera mano», nos cuenta Leia Jiménez (Barcelona, 1995).

Educada y de amable seriedad, voz comedida, la papiróloga Jiménez antes de llegar al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) avanzó entre hitos que cumplió con éxito. Estudió primero en Barcelona, es de allí, e hizo Filología catalana y Filología clásica en la Universidad de Barcelona. Tras graduarse, se fue con una beca de posgrado a la Universidad de Oxford, donde se especializó en papirología griega. Después, volvió a España, donde obtuvo una beca de introducción a la Investigación en el CSIC y actualmente está haciendo el doctorado con un contrato de formación doctoral.

¿Y qué investiga? Educación antigua, concretamente cómo evolucionó con el paso del paganismo al cristianismo en la antigüedad tardía en Egipto. Lo hace a partir de los ejercicios y textos escolares escritos sobre papiros, a través de los testimonios de las aulas propiamente dichas. La misión de fondo, comprender mejor cómo hemos llegado aquí, quiénes demonios somos. También es docente del Departamento de Filología Clásica de la Universidad Complutense, este 2023 ha empezado a dar clases de Literatura Helenística en el grado de Filología Clásica.

Así, su ‘día tipo’ depende de si da clase o no. Cuando no, que son la mayoría de los días, la papiróloga va al CSIC, enciende el ordenador de su sobrio despacho al fondo de un larguísimo corredor en la segunda planta, mira el correo y observa, antes que nada, si hay algún mail de sus directores de tesis. Tras este repaso, estudia, enfocándose en el análisis de fragmentos de papiro o el estudio de bibliografía secundaria y científica, accediendo a digitalizaciones y transcribiendo, editando y estudiando los aspectos literarios y lingüísticos que le interesen.

Y el siempre difícil futuro halla aquí su luz. «Si se me permite soñar, en 20 años me imagino siendo profesora en alguna universidad tanto española como del extranjero. Seguir investigando y enseñando lo que me apasiona, que es la literatura antigua. Mi ámbito está en constante evolución y dentro de unas décadas creo que la Bibliología tendrá un desarrollo tecnológico muy potente, no solo por la IA sino también por aspectos metodológicos y lecturas mediante rayos X, que nos permitirá leer rollos de papiro sin abrirlos físicamente». Todo ello impulsará exponencialmente la interdisciplinaridad entre ingenieros, matemáticos, filólogos, historiadores y arqueólogos, además.

El gran hallazgo de su disciplina, sostiene Jiménez, fue el descubrimiento del yacimiento de Oxirrinco en 1897, el inicio de la papirología. En la actual El-Bahnasa al sudoeste de El Cairo se encontraron una gran cantidad de textos en papiro en un vertedero de la antigua ciudad egipcia. «Y ahí y en otros sitios de Egipto con el desarrollo de este campo de estudios hemos encontrado textos que se habían perdido, como, por ejemplo, nuevos fragmentos de poemas de Safo de Lesbos, la poeta por excelencia de la antigüedad, o también textos perdidos del poeta de Timoteo de Mileto y de muchos otros».

Y reincide: esto solo acaba de empezar, es una disciplina muy joven que tiene poco más de cien años y queda mucho por descubrir. ¿Qué implicará? «Redescubrir textos que creíamos perdidos, como hace unas semanas un fragmento de Empédocles, ya no solo es valioso en sí mismo sino que son testimonios de lagunas en la Historia. También trabajamos con correspondencia privada, con recibos, que nos arrojan luz sobre cómo vivieron, cómo se desarrollaron en este mundo las civilizaciones antiguas, que forman parte de nuestra identidad e historia. Por lo tanto, estoy plenamente convencida de que el desarrollo de la papirología y de todo lo que descubramos arrojará luz y nos ayudará a comprender mejor quiénes somos, de dónde venimos y nos ayudará a trazar mejor la cadena histórica de nuestra civilización».

Pero para ello hay aspectos que mejorar: «En primer lugar, dejar atrás la perspectiva cortoplacista del desarrollo científico o de la utilidad práctica de todo el conocimiento. Por supuesto, es importante tener avances científicos, médicos y demás, pero creo que es fundamental tener en cuenta y poner en valor, acompañado de prestigio y financiación, todo aquello que es inmaterial o intangible, cultural, porque el valor del conocimiento por sí mismo también da valor a nuestra existencia, a nuestra sociedad y a nuestra cultura». Palabra oral de papiróloga actual.