Medioambiente

Las raíces rurales que protegen los espacios naturales

Sandra Cascales
Promotora multidisciplinar de recuperación del Alto Tajo

Vídeo ABC

Charo Barroso

Cuando salió de su pueblo de Molina de Aragón para estudiar turismo soñaba con viajar por medio mundo, con sumergirse en otras culturas y refugiarse en otros lugares muy lejos de esta localidad de Guadalajara famosa por ser uno de los sitios más fríos de España. Lo que no podía imaginar Sandra Cascales Blanco es que, después de trabajar en diferentes ciudades españolas, en Reino Unido o México, su mayor deseo sería volver al territorio. “Al acabar turismo hice un máster de gestión de ecoturismo y turismo sostenible, y mientras estaba en Oaxaca trabajando con las poblaciones locales en un proyecto para aunar ecoturismo y conservación de tortugas marinas en el Pacífico, me di cuenta de lo importante que era para mí volver a mis raíces y tuve claro que lo mismo que estaba haciendo a más de 9.000 kilómetros podía hacerlo en mi pueblo: demostrar que se pueden sacar adelante proyectos sustentados en el valor del patrimonio natural y cultural de la España rural cuidando el medio ambiente”.

Espacios como el Parque Natural del Alto Tajo forman parte del proyecto Nuestros Espacios Protegidos que apuesta por la ampliación y mejora de estas maravillas naturales en un contexto donde la recuperación de la Naturaleza genere nuevas oportunidades de empleo, arraigo y orgullo de las poblaciones locales. Orgullo como el que siente Sandra cada día que se levanta a las 7 de la mañana para iniciar una larga jornada en la que combina su trabajo como guía en Sentir el Alto Tajo, una empresa de turismo ecológico y educación ambiental que pone el acento en la inclusión de personas con discapacidad, y como coordinadora de monitores del Parque Natural.

“Mis padres me inculcaron el amor por la naturaleza, mi madre viene de una familia de pastores y mi padre ha trabajado en el oficio de la resina. Soy la mediana de tres hermanos que también han decidido quedarse y emprender. Muchos días cuando salgo al campo recuerdo los ratos que pasábamos juntos cogiendo setas o pescando cangrejos. Soy consciente del privilegio que es poder trabajar disfrutando de este espacio natural”, explica esta joven quien, aunque reconoce las dificultades de emprender en la España rural, es una convencida y defensora del enorme patrimonio que poseen los pueblos. Y lo es hasta tal punto que en su ajetreado día aún es capaz de buscar tiempo para trabajar en un proyecto europeo dentro de la Convocatoria Experiencias España. Así, junto a otras pequeñas empresas españolas del ámbito rural, y otros lugares de Europa o incluso con Argentina, están poniendo en marcha un nuevo proyecto de experiencias inclusivas contra la despoblación. Una plataforma de experiencias accesibles en destinos rurales para potenciar el territorio y su conservación.

“Los pueblos tienen en sus espacios naturales valiosos recursos que pueden enriquecerles si se potencian de manera sostenible y si la cadena de producción se queda en el territorio. Es posible aprovechar los recursos naturales de forma sostenible en beneficio de los habitantes de la zona, de los visitantes y de la vida silvestre y, a la vez, luchar contra la despoblación”, deja claro esta joven de 29 años, apasionada de la ornitología y que casi a diario tiene la suerte de poder observar la majestuosa biodiversidad de este espacio natural. En sus paseos por el campo se cruza casi a diario con águilas reales, buitres leonados, ciervos, gamos o cabras montesas. Aunque confiesa que cuando llega la primavera le fascina escuchar el canto de las ranas y los sapos.

Sandra siente que tanto su trabajo como el de otros jóvenes -y alude en especial a la asociación Micorriza- que apuestan por el territorio y la conservación de la naturaleza es una semilla que germinará dando todo lo mejor para estos espacios. “Tenemos que forjar un cambio social, en red, un futuro donde sumemos los unos con los otros para potenciar la preservación de las zonas naturales y el valor de nuestras raíces”. Raíces como las del cedro, su árbol favorito, que se expanden tanto en profundidad como en extensión explorando el terreno en busca de agua y nutrientes. “Como el cedro tenemos que llegar cada vez más lejos, expandir nuestro mensaje sobre los beneficios de hacer las cosas de forma sostenible. Por fortuna existe cada día más conciencia social y más apoyo de las instituciones públicas. Esto último resulta fundamental, porque si hay más financiación para las pequeñas empresas, los agricultores y para quienes trabajan en el sector primario en las zonas rurales se estará potenciando la conservación de estos espacios naturales que son una fuente de recursos vitales para el futuro del ser humano”.

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