Estos son los síntomas más frecuentes de un cáncer de testículo
La identificación temprana es clave para poder poner tratamiento a esta enfermedad, con una franja de edad muy concreta en su pico de incidencia
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F. Piñero
Sevilla
El cáncer testicular es el que se da con mayor frecuencia entre los hombres españoles de 15 a 35 años. Así lo asegura la Sociedad Española de Oncología Médica (Seom), que se hace eco del exhaustivo estudio de Juan Francisco Rodríguez Moreno.
Aunque a priori el dato resulta impactante, el propio doctor, especialista en oncología prostática y melanomas, relativiza esta enfermedad definiéndola como «rareza» una vez que se supera ese «pico de incidencia» de la juventud y primera edad adulta.
De hecho, atendiendo a las Cifras del cáncer en España, informe que anualmente edita la Seom, la estimación para este 2022 era de 1.428 casos, cifra sensiblemente baja en comparación con la de los cánceres de colon (17.608), pulmón (22.316) o próstata (30.884), el más frecuente. Eso sí, las estimaciones han subido respecto a las de 2021, que fueron a su vez superiores a las de 2020.
En cualquier caso, y al igual que ocurre con toda enfermedad, la prevención y la identificación temprana son fundamentales para tener más opciones en su tratamiento.
Hay que tener en cuenta que el cáncer de testículos es más habitual en los países del Norte de Europa, aunque tiene especial presencia en los países industrializados de Occidente. Como curiosidad, en el otro extremo están los países africanos, donde es un tipo de enfermedad residual.
El sobrepeso y -especialmente- la obesidad juegan a favor de su aparición, al igual que el tabaco, la marihuana o la propia contaminación ambiental, los plaguicidas empleados en los cultivos...
También parecen ser factores de riesgo algunas predisposiciones genéticas como la criptorquidia (descenso incompleto de uno u ambos testículos hasta el escroto desde el canal inguinal), el peso al nacer o la edad de gestación, al igual que padecer hernia inguinal puede derivar en este tumor. A este respecto, una persona tendrá de 4 a 6 veces más probabilidades de padecer un cáncer de testículo si su padre lo ha sufrido, valor que crece aún más (de 8 a 10 veces) si quien lo ha tenido es su hermano. Mucho más si es gemelo.
Síntomas
Ante todo hay que mantener la calma y no ponerse en lo peor al mínimo cambio fisiológico, pues los indicios de padecer cáncer de testículo son comunes con otras dolencias o formaciones benignas.
Sin embargo, no está de más acudir al médico si se aprecia un cambio de tamaño significativo o una alteración en la forma. Lo más normal es que se perciba una sensación de pesadez, provocada por ese peso añadido en el testículo.
Es más, las molestias podrían llegar a la zona del abdomen bajo y de la ingle. Cabe destacar que durante las primeras etapas de este cáncer no suele haber dolor como tal, por lo que habrá que ser consciente de esas molestias, mucho más sin son incapacitantes. En estadios más avanzados la irradiación puede llegar a la parte baja de la espalda, al tórax o, en casos muy extremos de metástasis en el cerebro, a la cabeza. La fatiga y la confusión suelen ser propias de estos tumores que han pasado por varias fases.
Volviendo al escenario más habitual, el de la enfermedad aún controlable, es conveniente la autoexploración en busca de algún bulto 'recién llegado' o de acumulación de líquido alrededor del testículo. Esta inflamación, que se conoce como hidrocele, se ha asociado con algunos casos de cáncer de testículo, pero igualmente se puede producir de manera aislada, sin implicaciones tumorales.
Otro síntoma podría ser la ginecomastia, es decir, el crecimiento mamario (y con mayor sensibilidad) a causa de las hormonas. En ese sentido se podrían considerar los casos de pubertad precoz: si aparece vello corporal, la nuez o los cambios en la voz a una edad impropia, podría deberse a que el niño padece un cáncer de testículo.
En todos estos casos, lo sensato es acudir a un especialista para que despeje cualquier duda y, si procede, prescriba el tratamiento adecuado.
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