SALUD
El nutricionista Antonio Serrano explica la razón por la que no deberías eliminar la sal de tus comidas: «Aunque destacan sus aspectos negativos, tiene muchas cosas positivas»
Según la Organización Mundial de la Salud, lo recomendable es no consumir más de cinco gramos de sal al día
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Durante mucho tiempo, se ha hablado de la sal como si fuera un enemigo de la salud. La vemos relacionada con enfermedades como la hipertensión y, por eso, muchas personas intentan reducir su consumo al mínimo o incluso eliminarla por completo. Sin embargo, esto no siempre es una buena idea. En el programa 'Salud al Día' de Canal Sur, el nutricionista Antonio Serrano explicó por qué la sal, lejos de ser solo perjudicial, también tiene efectos positivos que solemos pasar por alto.
La sal no es solo «mala»: también es necesaria
Antonio Serrano intervino desde la planta salinera de Cabo de Gata-Níjar para hablar sobre este tema con una visión más equilibrada. «Aunque se suele hablar mucho de lo malo de la sal, también tiene cosas buenas», señala.
Y es cierto. La sal cumple funciones muy importantes en nuestro cuerpo. Por ejemplo, ayuda a mantener el equilibrio de líquidos y electrolitos, lo que es esencial para una buena hidratación y para que las células funcionen correctamente. También es clave para prevenir calambres musculares, algo especialmente importante para quienes practican deporte con regularidad.
Además, el sodio que contiene la sal puede ser útil para regular la presión arterial. Aunque parezca contradictorio, no siempre la sube. De hecho, en ciertas situaciones, como cuando se suda mucho al hacer ejercicio intenso, la falta de sal puede provocar problemas como la hiponatremia, una condición en la que el nivel de sodio en sangre baja demasiado y que puede causar fatiga, debilidad e incluso síntomas más graves.
¿Entonces cuánta sal es saludable?
La clave no está en eliminar la sal, sino en no pasarnos. Según la Organización Mundial de la Salud, lo recomendable es no consumir más de cinco gramos al día, que es más o menos una cucharadita.
Pero ojo, no se trata solo de la sal que echamos al cocinar. Mucha de la sal que consumimos viene escondida en productos ultraprocesados como embutidos, comidas preparadas, snacks o salsas envasadas. Por eso, más que dejar de salar nuestros platos, lo que realmente marca la diferencia es reducir el consumo de alimentos industriales y apostar por productos frescos.
La hipertensión: un problema que se puede prevenir
Según datos actuales, cerca del 33% de la población española tiene hipertensión arterial, una cifra bastante alta. Antonio Serrano insiste en que, más allá de factores genéticos, hay mucho que podemos hacer para prevenirla o mejorarla si ya la padecemos.
Una alimentación saludable, basada en frutas, verduras, legumbres y productos de temporada, es fundamental. Pero también lo es mantenernos activos, evitar el sedentarismo, descansar bien y reducir el estrés del día a día. «Hay que procurar un ambiente tranquilo en casa», dice Serrano, recordando que el bienestar emocional también influye en nuestra salud cardiovascular.
¿Qué tipo de sal elegir?
Aunque no hay una sal «milagrosa», optar por sales menos refinadas, como la sal marina o la del Himalaya, puede ser una buena opción. Estas suelen conservar algunos minerales adicionales que se pierden en la sal común de mesa. También es buena idea añadir la sal al final de la cocción, ya que así se potencia su sabor y se necesita menos cantidad. Y si buscas un equilibrio aún mejor, puedes incorporar a tu dieta alimentos ricos en potasio, como plátanos, espinacas o aguacates, ya que este mineral ayuda a compensar el efecto del sodio y contribuye a mantener una presión arterial saludable.
Y es que al igual que en otros aspectos relacionados con la salud, los extremos no son buenos. Eliminar por completo la sal puede causar más problemas que beneficios, especialmente si llevas una vida activa o haces ejercicio con frecuencia. La clave está en conocer cuánta sal consumes, elegir bien su origen, evitar los productos ultraprocesados y mantener unos hábitos de vida saludables. Así que la próxima vez que pienses en quitar la sal de tus platos, recuerda las palabras de Antonio Serrano: no se trata de eliminarla, sino de usarla con cabeza.
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