salud
Lucía Tocino, psicooncóloga: «Con el cáncer se ha impuesto una tiranía del optimismo sin base científica»
Esta profesional de la psicología empezará a tratar a pacientes oncológicos y familiares en el Hospital de San Juan de Dios del Aljarafe gracias a un convenio con la AECC de Sevilla
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La psicóloga sevillana Lucía Tocino tiene 34 años y colabora desde hace dos años y medio con la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Ha trabajado con distintos hospitales como psicooncóloga y a partir de ahora lo hará en el San Juan de Dios ... del Aljarafe gracias a un convenio firmado por el centro sanitario con esa asociación. Su especialidad, la psicooncología, es aún poco conocida pero es cada vez más valorada en los hospitales españoles, un rol que realizan actualmente los psicólogos clínicos.
-¿Cómo puede ayudar un psicólogo a una persona que sufre un cáncer?
-Dependiendo de la fase en la que esté el paciente o familiar que acude a nosotros, intervenimos de una forma u otra. Tanto si es el momento del diagnóstico como si está en tratamiento activo contra la enfermedad, o en cuidados paliativos. Si el paciente ha fallecido, ayudamos a los familiares en las fases de duelo o preduelo.
-¿Por qué emociones o estados anímicos suelen pasar estos pacientes?
-El shock emocional suele darse en el momento del diagnóstico o de una eventual recaída, además de las alteraciones de la imagen. También suele aparecer en algún momento del proceso una sintomatología ansiosa-depresiva. Nuestro objetivo es que esto no ocurra o reducirla al máximo la intensidad de estos síntomas.
-¿El peor momento psicológico para el paciente es cuando recibe la noticia de que tiene un cáncer?
-No necesariamente. Sí es cuando los pacientes y los familiares se sienten más perdidos y tampoco suelen entender el lenguaje oncológico que se utiliza en consulta. Ni los tiempos de espera ni el manejo de la incertidumbre o los espacios médicos. A veces, cuando les dan el alta, es cuando más ayuda psicológica necesitan. El último día de quimio o de radio se llega a otra fase que es diferente y en la que ellos empiezan a notar un decaimiento emocional tras todo ese tiempo concentrado en su curación. Y es en ese momento cuando más a menudo vienen a nosotros a pedirnos apoyo psicológico.
-A usted el cáncer le tocó muy de cerca. ¿Cómo lo vivió?
-Mi madre sufrió un cáncer con cincuenta y pocos años, pero ya le han dado el alta. Tuvo suerte dentro de lo que cabe porque se lo detectaron muy precozmente y tuvo ya un buen pronóstico desde el inicio, pero vi en mi propia familia el impacto que la enfermedad provocó a nivel personal, familiar y laboral. En el caso de mi madre constaté la importancia no sólo del manejo físico de la enfermedad sino del manejo emocional que tanto altera el proceso oncológico. Siempre me había interesado la psicooncología, las enfermedades crónicas y los cuidados paliativos, pero fue lo que le pasó a mi madre lo que me hizo decantarme definitivamente por esta especialidad en mi profesión.
-¿Un diagnóstico de cáncer es una especie de terremoto para toda la familia?
-Sí. Produce un gran impacto y sensaciones de rabia y tristeza, entre otras. Hablamos, además, de procesos de larga duración, de un año aproximadamente, en el que estas emociones se van sucediendo. Cuanto antes intervengamos, más rápida será, en general, la adaptación.
-¿Qué mitos hay en torno al cáncer que un psicooncólogo trata de combatir?
-Los principales se refieren a los métodos secundarios de los tratamientos. Tenemos una imagen, en general, muy catastrofista de estos tratamientos, asociada a un concepto antiguo que no se corresponde con su realidad actual. Ahora son mucho más específicos y están mucho más dirigidos y enfocados hacia la persona y sus características concretas. Otro mito en torno al cáncer es que hablar de ello produce más sufrimiento y lo cierto es que es al contrario. Existe la creencia de que hablar de mi dolor con mis familiares va a suponer más sufrimiento para ellos y está comprobado que compartir el malestar ayuda a aliviar ese sentimiento. Ayuda a ser comprendido y validado.
-¿El optimismo frente a un cáncer es necesario para superar un cáncer y sus tratamientos?
-Se ha impuesto algo que denomino la tiranía del optimismo, es decir, el pensamiento de que ser positivo y mantener una actitud de lucha inquebrantable contra el cáncer va a suponer un mejor pronóstico. Ojalá fuera así pero lo cierto es que no, no tiene base científica. Yo creo que hay que normalizar las reacciones emocionales más desagradables que no nos generan tanto bienestar pero que son normales en el proceso. Y no van a suponer que el paciente empeore.
-¿El mensaje bélico del «guerrero» contra el cáncer no es positivo para el paciente?
-Convertir a los pacientes oncológicos en luchadores o guerreros no creo que lo sea. Esa necesidad de fortaleza, de estar fuerte, provoca mucho malestar en el paciente porque siente que tiene que alcanzar unas expectativas que muchas veces no se ven capaz de cumplir.
-¿Hay que olvidarse pues del «si quiero, puedo»?
-Sí. No es bueno trasladar al paciente la idea de que curarse está en su mano, que depende de su actitud. Pensar que esa positividad va a ayudarte no es real y no ayuda. No hay una varita mágica contra el cáncer. Es algo irreal pensar que la actitud cura.
-¿Puede generar sentimientos de culpa esa actitud, si no se responde al tratamiento?
-Sí, porque se traslada la idea de que puede deberse a que no te estás esforzando lo suficiente.
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