«Dormir mal, vivir estresado y no moverse es la tormenta perfecta para sufrir un ictus»
Myrtha O'Valle, neuropsicóloga y directora del Instituto de Rehabilitación Neurológica (Irenea) en Vithas Sevilla revela alguno de las claves para evitar esta enfermedad
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Iniciar sesiónEn la actualidad y por desgracia, cada vez son más las personas que no pueden dormir bien o que en su día a día sufren estrés.
Con motivo del Día Mundial del Ictus, la doctora Myrtha O'Valle, directora del Instituto de ... Rehabilitación Neurológica (Irenea) en Vithas Sevilla, ha confirmado que la falta de descanso reparador, el estrés crónico y la inactividad física conforman una «tormenta perfecta» que dispara el riesgo de sufrir esta lesión cerebral.
Estos tres factores alteran directamente la salud cerebral, siendo la falta de sueño y el estrés crónico enemigos silenciosos del cerebro. A la vez, numerosas investigaciones han demostrado que vivir en un estado de tensión permanente favorece la aparición de hipertensión arterial, altera los ritmos biológicos y deteriora la capacidad de regulación del sistema nervioso autónomo. Estos efectos, mantenidos en el tiempo, aumentan de manera notable la probabilidad de sufrir un evento cerebrovascular.
Tres afctores que afectan a la salud
Finalmente, la inactividad física completa este triángulo de riesgo, especialmente en personas con más de 65 años, para quienes la falta de movilidad acelera la pérdida de masa muscular y autonomía. En el lado contrario, la práctica regular de ejercicio tiene un efecto protector demostrado frente al ictus, mejorando la circulación, reduciendo la inflamación y fortaleciendo la reserva funcional del cerebro.
Lo mejor de todo es que nada es definitivo, la doctora asegura que «todos estos factores son modificables». Según la especialista en neurorrehabilitación, mantener horarios regulares de sueño, practicar técnicas sencillas de relajación o incorporar desplazamientos activos al día a día son gestos pequeños, pero con un efecto acumulativo y decisivo en la protección del cerebro. En esta línea, la doctora Ovalle recuerda que «no hablamos de grandes sacrificios, sino de hábitos accesibles que marcan la diferencia y evitan consecuencias devastadoras».
Además, la especialista afirma que el mayor reto no es solo superar el primer ictus, sino evitar que vuelva a repetirse. Los últimos estudios indican que una de cada cuatro personas que ha sufrido un ictus tendrá un segundo en los siguientes cinco años, y que la recurrencia es la principal causa de discapacidad severa y mortalidad asociada a esta enfermedad.
La prevención y los hábitos saludables
Sin embargo, esta probabilidad puede reducirse de manera significativa adoptando hábitos de vida saludables y controlando además los factores de riesgo clásicos conocidos. Unos hábitos que «combinados, pueden reducir hasta en un 40 % el riesgo de recurrencia del ictus».
Ante un nuevo episodio, la especialista destaca que la prevención secundaria es tan importante como la primaria. Tras un primer ictus, el paciente y su entorno deben ser conscientes de que cada decisión diaria, cómo dormimos, nos alimentamos, nos movemos y cómo afrontamos el estrés, tiene un impacto real en la probabilidad de volver a sufrir un nuevo evento cerebrovascular.
En España, el ictus sigue siendo una de las principales causas de discapacidad y la primera causa de mortalidad en mujeres. La magnitud de su impacto sanitario y social hace imprescindible poner el foco en la prevención.
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