Consejos para controlar un golpe de calor durante episodios de temperaturas extremas
Es fundamental conocer los síntomas de las insolaciones y la manera de reducir la temperatura corporal una vez producidas
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Iniciar sesiónLas altas temperaturas y la manera tan prolongada en la que protagonizan el verano en Andalucía, hacen que sea muy complicado no experimentar episodios de considerable calor en algún momento del día. Ya sea de camino o de regreso al trabajo, al ... realizar gestiones cotidianas o llevando a cabo alguna tarea física sin la climatización recomendada.
Como en todo lo que pone al límite el cuerpo, lo mejor es evitar llegar a esa situación, prevenirse, especialmente en momentos sobre los que pese una alerta naranja o roja por altas temperaturas.
Sin embargo, si por lo que sea se está experimentando un golpe de calor en primera persona o lo está sufriendo alguien de nuestro entorno, conviene saber cómo proceder para minimizar el impacto y recobrar el equilibrio físico.
La Junta de Andalucía, a través del Servicio Andaluz de Salud (SAS), ofrece unas interesantes recomendaciones para actuar ante insolaciones.
De entrada, explica que se pueden identificar en esos momentos en los que «el cuerpo no puede controlar su temperatura», hasta el punto de que «el mecanismo del sudor falla» y «pierde la capacidad de enfriarse». Otro problema añadido es la rapidez en incrementarse los grados, que en cuestión de diez o quince minutos pueden llegar a los 41º.
Si no se suministra un tratamiento de emergencia «la insolación puede ocasionar la muerte o una discapacitación permanente», avisan desde el SAS.
Por ello es importante atender a los síntomas, que además de los ya mencionados, incluyen un «pulso rápido y más fuerte de lo normal», «mareos y naúseas», «dolor palpitante de cabeza», «piel roja, caliente y seca», y «confusión», que da paso a la «pérdida del conocimiento».
Cómo proceder
Los expertos del SAS explican que lo primero que hay que hacer es solicitar ayuda médica, contactando con el Centro Coordinador de Urgencias.
Entretanto, hay que enfriar a la persona. La lógica rige apartarle del sol y emplear agua: una botella, una manguera, una esponja mojada... todo es válido. El mejor de los casos sería meter al 'paciente' en la ducha o la bañera. Otra opción en la que se repara menos es humedecer una sábana y envolver con ella a la persona, mientras se aprovecha para abanicarla activamente.
Mientras llega el personal sanitario conviene controlar la temperatura. Lo ideal es conseguir bajarla a una franja comprendida entre los 38,3º y los 38,9º.
Por último, desde la Junta advierten que como resultado del golpe de calor, «algunas veces los músculos de la persona afectada se contraen involuntariamente».
Ante tal reacción física hay que velar para que no se haga daño, pero sin colocar «ningún objeto en su boca ni le dé de beber. Si vomita, colóquele de costado para mantener las vías respiratorias libres».
Para saber cómo paliar los efectos de otros problemas derivados del calor extremo, como pueden ser los episodios de agotamiento, los eritemas, los sarpullidos o los calambres, es mejor consultar el documento completo de recomendaciones sanitarias del SAS.
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