¿Compensa comprar alimentos congelados? Esta es la respuesta de la OCU

La OCU ha elaborado un estudio respecto a este tema para ver si el ahorro es real a a la hora de comprar congelado y también si a nivel nutricional pueden funcionar de forma similar. Para ello, ha comparado precios de verdura, pescado y marisco y pollo fresco con el congelado en ocho grandes cadenas de supermercados (Carrefour, Alcampo, El Corte Inglés, Mercadona, Lidl, Aldi, Dia y Eroski). Además, han seleccionado diferentes tipos de verduras, pescados o mariscos y cortes de pollo comparando precios por kilos de producto.

A la conclusiones a las que han llegado es que comprar productos congelados supone un importante ahorro para los hogares, más de un 40% en el caso de las verduras o más del 30% en la merluza y más del 20% en el pollo. Según la OCU, hay otros alimentos más baratos en frescos como las anillas de calamar, el salmón o los gallos.

En cuanto a las verduras, en las frescas se ha notado considerablemente la subida, por lo que optar por las congeladas supone un ahorro con el mismo valor nutricional, pues las pérdidas de nutrientes en hortalizas están vinculadas con la conservación de los productos y los procesos culinarios. Esto es importante, pues la ultracongelación industrial (a muy bajas temperaturas) preserva las vitaminas y minerales. Encima de la tabla de precios los guisantes se llevan la palma con más del 90% de ahorro. Al igual que las judías verdes, las espinacas o el brócoli en cuarto lugar.

La venta de pescado ha descendido de forma estrepitosa en nuestro país, por lo que comprarlo congelado supone un notable ahorro. El 27% de todo lo que se vende es congelado. Se suele encontrar en los supermercados en múltiples formatos y presentaciones y suelen estar limpios. Los filetes de merluza están en el top de productos que comprando congelados significan ahorrar. El atún o el bacalao y los langostinos son los siguientes. Desde el punto de vista nutricional no hay diferencias entre el pescado fresco y el pescado congelado, por lo que es posible ahorrarse un dinero.

El pollo congelado es más barato pero es menos común comprarlo así. Los cuartos traseros, los jamoncitos o las alitas funcionan bien en la cocina y son buenas opciones para ahorrar. Desde el punto de vista nutricional no hay diferencias entre el pollo fresco o el congelado.