La Fuente Vieja del Campo, un monumento del siglo XVI abandonado en Utrera
Esta construcción es una parte fundamental del antiguo complejo hidrológico del Arca del Agua
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El término municipal de Utrera esconde tesoros que en la actualidad están en claro riesgo de desaparición total, ya que el implacable paso del tiempo, el abandono y el olvido por parte de las autoridades, se han convertido en amenazas reales con las que es ... cada vez más complicado lidiar.
El problema es la acumulación de estos tesoros, entre los que se pueden destacar hitos tan importantes como el puente romano de Las Alcantarillas, o las antiguas torres vigía de la banda morisca, como las torres del Bollo, Lopera o del Águila. A todas estas construcciones, que se encuentran en estado ruinoso, hay que unirle el peligro que corre un monumento que es bastante desconocido para el gran público pero que cuenta con un indudable valor. Se trata de la Fuente Vieja del Campo, un precioso templete de estilo mudéjar, que servía de cauce a un manantial histórico que durante muchos siglos dio agua a la ciudad de Utrera.
Para encontrar lo que queda de esta antigua y majestuosa fuente hay que situarse en una zona en la que se cruza la Cañada Real de Sevilla a Ubrique el Cordel del Pico, un área del término municipal de Utrera muy rica en acuíferos y manantiales. Muy cerca de la carretera, nace el agua que manaba de esta fuente, en un terreno que actualmente es de difícil acceso, ya que a pesar de ser una vía pecuaria, ha sido invadido poco a poco por las propiedades colindantes. Hubo otros tiempos en los que era más sencillo llegar hasta la fuente, que incluso cuenta con un panel explicativo, pero ahora es una tarea casi imposible, ya que el camino se encuentra en muy mal estado de conservación.
Se trata de una zona poblada desde tiempos muy antiguos, hasta el punto de que se han confirmado hallazgos de restos arqueológicos de origen turdetano y calcolítico. Una fuente que el recordado cronista utrerano Manuel Morales describió «como un pequeño y curioso edificio de albañilería morisca, labrado hacia la mitad justa del siglo XVI, a expensas del Cabildo Municipal, para atender a las necesidades de los ganados en tránsito por el término». Y es que además de ese curioso e inconfundible edificio, la fuente cuenta con un enorme pilar de 30 metros de longitud en el que se abrevaban los ganados, que en la actualidad muestra también un preocupante estado de completa dejadez.
Además de la belleza de este complejo situado en mitad de los olivares utreranos, quizás lo más interesante de todo ello es que la Fuente Vieja del Campo era el punto de partida de un sofisticado sistema de conducciones cuyo objetivo era llevar agua desde el manantial que manaba en el campo hasta el casco urbano de Utrera y que ha estado funcionando hasta hace relativamente poco tiempo. Resulta casi increíble que se pudiera diseñar un sistema de estas características, que llevaba el agua hasta la fuente de los
Ocho Caños, otra preciosa fuente que se sitúa a unos dos kilómetros de distancia aproximadamente de este lugar. Un enclave al que a lo largo de la historia acudían los utreranos a proveerse de agua o a lavar.
Todo este sistema recibe el nombre del Arca del Agua, en el que los ingenieros de la época fueron capaces de aprovechar las características del terreno para que el agua manara desde la fuente Vieja del Campo hasta la fuente de los Ocho Caños, en una época en la aquello debería de parecer casi un sueño. Unas conducciones realizadas a través de galería excavadas directamente en la roca natural y con una bóveda de cañón realizada a base de ladrillos.
Por su parte, la fuente de los Ocho Caños, la parte de todo este sistema que mejor conocen los utreranos, ya que se encuentra en el casco urbano, es una bella construcción que se levantó entre los siglos XVI y XVII, de planta octogonal. Una emblemática fuente que está rematada por un pináculo con una veleta, que en cierta forma es un símbolo de Utrera.
Para aquellos que a pesar de las dificultades quieran ver de cerca este monumento, pueden buscarlo junto a la carretera A-394, que une la localidad de Utrera con El Palmar de Troya, a la altura aproximada del kilómetro 24.
Es en definitiva un auténtico monumento al abandono, ya que un recurso patrimonial de Utrera, que muestra la aplicación de la ingeniería al territorio, se encuentra en claro riesgo de desaparición, sin que los propios ciudadanos se den prácticamente cuenta. Un manantial que en su día, según explican los especialistas, podía llenar de agua los dos grandes pilares que existían, lo que podían ser incluso una capacidad de 93.000 litros.
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