Lo que no se le puede decir o hacer a un chino

En formación, esta semana Jingru Bai se ha encargado de ofrecer claves a los empresarios de Carmona. En los hoteles, por ejemplo, no se deben alojar en habitaciones que tengan un 4 en su numeración. Esa cifra se pronuncia en su idioma igual que la muerte y para ellos trae mala suerte. Al contrario, el 8 es su número preferido. Un detalle con el que se gana a los huéspedes chinos es con un calentador de agua . No beben agua fría, creen que le produce un desequilibrio en el cuerpo por la diferencia de temperatura. Cosas del yin y el yan.

En la mesa, primero y principal: no servir hasta que hayan hecho foto al plato. Sus redes sociales están llenas de fotos de la comida de sus viajes.La visión de un gran chuletón sin trinchar es algo desagradable para ellos. La comida les gusta en pequeñas porciones, ya partidas. El manejo del cuchillo lo consideran algo propio de matarifes. La fórmula de todo al centro, propia de Sevilla, si les gusta porque están acostumbrados a compartir.

El arroz hay que ponérselo algo más pasado . El jamón, les gusta, sí, y mucho. El marisco también. Lo que no quieren es leche, queso o derivados. Esa era la comida que tomaban sus enemigos históricos. Usan especies, aunque de forma distinta. La canela por ejemplo la emplean en los guisos de carne. Así que el arroz con leche es posiblemente el choque cultural más fuerte que pueden recibir.

Mantienen un sentido de la jerarquía muy acusado, así que tratar bien al jefe de la empresa o a la persona de más edad de la familia y darle prioridad en los servicios es una norma de cortesía.

Nunca se debe poner el nombre de un chino en color rojo, así señalaba el emperador a los sentenciados a muerte. Y para guías turísticos:no abrumarlos con datos históricos y no dar por sabidos conceptos como la Reconquista o el Barroco, que ellos ignoran.

Hay un segmento que tienen especial interés, las fotos de boda que hacen antes o después de casarse son para ellos una prioridad y son capaces de viajar para hacerlas más originales . Y es que casarse no es fácil, hay muchos más hombres, así que son muchos solteros.

Les gusta gastar pero prefieren hacerlo en productos de marcas de lujo, que les encantan, de los que luego puedan hacer ostentación ante sus amigos, que en alojamiento. Aunque un producto de artesanía local bien elaborado también lo valoran. En general buscan «turismo de profundidad» y disfrutar de experiencias y están dispuestos a gastar dinero. Tienen un dicho: «pobre en casa y rico en el camino».

Lo primero es saber qué buscan los chinos cuando viajan. Básicamente quieren encontrar la estampa de España que tienen en la cabeza: pueblos blancos, flamenco, gastronomía y caballos. Así que Carmona tiene gran atractivo para ellos.

De las cosas que más disfrutan es de algo tan sencillo como nuestro cielo. En sus grandes ciudades la contaminación es tan densa que pueden llevarse meses con un manto gris sobre sus cabezas. Les gusta nuestro patrimonio y ponen especial atención cuando se les dice que en tal o cual sitio estuvo un rey.

Desde Carmona se ha hecho una apuesta por difundir la ciudad en páginas web y redes sociales chinas, que son distintas a las del resto del mundo. Ya está programada una visita de touroperadores, van a traducir algunos folletos a su idioma y pondrán en marcha un curso on-line gratuito para aprender algo del idioma y de su cultura. Desde la oficina de turismo constatan que de forma regular ya hay chinos que visitan la ciudad. Incluso un reality show de una televisión estuvo rodando aquí. Y en la última edición de la feria agrícola Agroporc , varias chicas estuvieron tomando imágenes para difundirlas.