Esconde la droga en su vagina para dársela a su pareja en un vis a vis en la cárcel de Sevilla II

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía , en una sentencia del 23 de marzo facilitada por la oficina de prensa del Alto Tribunal andaluz a este periódico, desestima el recurso de la defensa de la acusada y viene a confirmar íntegramente el fallo de 18 de marzo de 2020 de la Audiencia de Sevilla .

Los hechos juzgados se remontan a la tarde del 28 de febrero de hace tres años. Rosa María se dirigió al centro penitenciario de Sevilla II para llevar a cabo una visita programada con su pareja, el interno J.P.J.

Pero antes de pasar el control de acceso a la prisión, Rosa María se introdujo dos preservativos en la vagina , conteniendo, uno de ellos, un plástico con sustancia pulverulenta de color blanca, 144 pastillas de color blanca y 50 fragmentos de pastillas partidas que le fue intervenido al procederse a un registro corporal tras rebasar el arco de seguridad de acceso a la cárcel.

En un segundo preservativo, que le fue extraído en la exploración médica que se le practicó seguidamente en el centro hospitalario de la citada localidad y que contenía seis bellotas de color marrón prensada.

La sustancia intervenida debidamente analizada resultó ser cocaína con un peso de 0,17 gramos y con un valor de mercado de 59,30 euros; 168 comprimidos de alprazolam, valorados en 719,04 euros; y resina de cannabis , con un peso de 50,07 gramos y un valor de 274,88 euros.

La mujer pretendía hacerle entrega de los casi cien gramos de droga a su pareja, con el que tenía previsto un vis a vis en el citado centro penitenciario. Por estos hechos, la Audiencia le impuso a Rosa María, como autora de un delito contra la salud pública, la pena de tres años de prisión y una multa de 1.054 euros.

La defensa de la acusada recurrió dicha decisión al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, alegando que ella no sabía lo que llevaba y que las sustancias estupefacientes no eran para su pareja, sino para dejarlas en una papelera . Para el tribunal de apelación esta versión no es creíble, como tampoco lo es «la pretendida ignorancia por la acusada del contenido de los preservativos que introdujo en su cavidad vaginal».

« Hasta un niño de ocho años que fuera a visitar a su padre en la cárcel tendría, no ya sospechas, sino completa seguridad de que los envoltorios que se le pedía que introdujera en la prisión contenían algún tipo de sustancia estupefaciente; pues es ya materia de conocimiento general, y no digamos entre los familiares, tanto la elevada demanda de estas sustancias por los internos y el alto valor que pueden alcanzar en un centro penitenciario, por lo restringido de la oferta, como el procedimiento más habitual y hacedero de introducirlas en su interior aprovechando las mal llamadas visitas vis a vis«, describe la sentencia del TSJA.