Constantina: escrito en el blanco de la cal

Su pulso, acompasado con las dehesas de Sierra Morena reserva de la biosfera de España, aguanta el invierno con un latido contenido, lento y firme. Pero en verano las constantes se aceleran, las calles, las plazas dan la bienvenida a conocidos y curiosos. De fondo de todo, el tic tac tenaz de una maquinaria que cumple un siglo acorazada en la Torre de la Parroquia de 50 metros de altura . Desde el centro del municipio, siendo una de sus principales señas de identidad, las once campanas de este monumento son las vitales de los vecinos. Las mismas que invaden a quien alcanza.

Si llegas y miras con los ojos que guardas de la infancia, podrás sentir, ver, aprender y vivir mil sensaciones diferentes en un solo día. La naturaleza privilegiada que acoge y le da razón de ser a Constantina renueva tu aire en senderos de castañares , encinas y alcornoques . En familia, con amigos o buscando tu mejor yo. Andando, en bicicleta o a caballo. El calor se pasa mejor a la sombra de árboles centenarios o metiendo los pies en el agua fresca y nueva de la Ribera del Huéznar, paisaje único a tan solo quince minutos del centro urbano.

Sentarse una mañana en uno de los rincones de su barrio de la Morería, entre calles estrechas, escalones y pendientes . Se oye el corretear impaciente seguido de unos pasos pausados y suspiros la cuesta arriba. Subir al Castillo es tropezarte con la Historia. Coronando un cerro a 590 metros de altura ofrece una panorámica completa de la localidad. Declarado Bien de Interés Cultura l en 1985 guarda secretos de reyes y personajes de leyenda. Con huellas de diferentes civilizaciones de las que han conquistado Constantina es uno de los principales de la Banda Gallega en la Baja Edad Media en la Sierra Norte de Sevilla.

Serpentear por sus calles abre el apetito. La gastronomía que se presenta en cualquier restaurante o bar te reencuentra con la tierra . Ahora, en verano, los huertos surten de sus mejores tomates y hortalizas. Carnes ibéricas, chacinas caseras…la dehesa sabe bien en Constantina. El Cambio de Tercio, el Alcornoque son solo dos de los ejemplos donde sentarse a saborear la tradición culinaria.

Tierra de vinos y aguardientes ofrece lo mejor de sí para antes, durante y después de la comida . Tres bodegas locales defienden un legado vitivinícola de excelente calidad con vinos reconocidos nacional e internacionalmente. Cazallo , Fuente Fría , Fuente Reina y La Margarita , tintos y blancos, que atrapan el paladar de expertos, curiosos y refrescan las temperaturas de la época.

Constantina albergó hasta 36 fábricas de esta bebida tan suya que es el aguardiente y es la cuna de la Crema de Guindas. De la edad dorada de esta industria reconocida en varios continentes, sobrevive « La Violetera » desde 1961. Visitar su fábrica museo es comprender la relevancia de la localidad en un mercado mundial al que exportaba dos millones de litros anuales. La innovación constantinense licorera está hoy presente, con la Ginebra 1890 de « Destilerías de Constantina »

Con la bajada del sol el bullicio regresa a la calle y el Paseo de la Alameda , que echará de menos este año su feria de agosto y el paso de su Patrona, es el escenario de juegos y reencuentros. Las noches frescas, bajo un gran manto de estrellas distinguido como Reserva Starlight, se llenan de confesiones y recuerdos.

Un centro urbano conjunto histórico, restos de elefantes en una cueva, huellas fósiles de medusas, geoparque…siglos de historia escritos en el blanco de la cal. Aquí, donde, cubierto de paz, el verano te devuelve e los orígenes y te indica el camino.