Alcalá y Dos Hermanas sellan una alianza empresarial

La clave de la apuesta es el conocimiento empresarial. Se trata de que todas las operaciones económicas, de compra venta, prestación de servicios o búsqueda de socios para proyectos concretos que puedan hacerse en los límites de los cinco kilómetros que separan ambas localidades no se hagan más lejos. La consecuencia es la creación de sinergias que multipliquen el valor de las empresas locales y un evidente ahorro de costes. Se trata de evitar la paradoja ahora demasiado frecuente de que una empresa compre en el extranjero bienes de los que dispone en su entorno próximo.

Ambas organizaciones quieren su colaboración tenga efectos eminentemente prácticos y para ello en lugar de acto formal de presentación han organizado un primer encuentro empresarial de carácter territorial. Veinte empresas de cada localidad se han sentado en una mesa para presentarse unas a otras y dar a conocer productos y servicios. La fórmula se repetirá visto el interés despertado y la creación ya en esta primera sesión de contactos productivos.

Pero la intención es que la misma idea se extienda, bajo el paraguas de la CES, a las localidades de la provincia donde hay asociaciones que articulen su tejido productivo. Se trata de una especie de misiones comerciales a desarrollar en el interior de la provincia, con el criterio de la territorialidad que no suele ser el habitual en este tipo de encuentros, donde predomina el criterio sectorial.

En Alcalá y Dos Hermanas saben además de que en ambos municipios se concentrará en el futuro el crecimiento económico de la provincia , ya que agotado el suelo en Sevilla, los 33 parques industriales de Alcalá o el polígono de La Isla en Dos Hermanas, el más grande de Andalucía son áreas llamadas a albergar el crecimiento empresarial de los próximos años.

El encuentro empresarial también ha servido para formular una reclamación común a las administraciones, la finalización de las obras de duplicación de la carretera que une ambos municipios la A-392. Estas obras comenzaron hace diez años, estuvieron cuatro parados y ahora avanzan a un ritmo tan lento que hará imposible cumplir el plazo dado  en octubre por el consejero de Fomento que fijó su finalización en el mes de junio. El problema está en las expropiaciones, algo que los empresarios estiman que debería estar ya resuelto después de tanto tiempo de paralización.