El pantano de Melonares ha desembalsado el agua que consume Sevilla en 18 días

Las continuas precipitaciones de los últimos días han provocado que dos de ellos tuvieran que desembalsar agua al llegar al límite. Así, el embalse de Melonares, situado entre los términos municipales de Castilblanco de los Arroyos y El Pedroso, y el más grande de la provincia, sigue liberando agua desde que el pasado jueves tuviera que abrirse por segunda vez en su historia desde que entró en servicio en 2018. Así, actualmente roza el 99% de su cota, los 185,6 hectómetros cúbicos. El otro pantano que tuvo que soltar agua es el Gergal, que se encuentra al 100% de su capacidad (35'04 hectómetros cúbicos).

Las borrascas Garoé y Herminia y la cantidad de agua acumulada han propiciado espectaculares imágenes como las que acompañan a esta información. Imágenes históricas, ya que esta es la segunda ocasión en que sucede. Según los datos que ofrece la web de Emasesa, en la actualidad Melonares ha desembalsado algo más de dos hectómetros cúbicos, lo equivalente al consumo de los usuarios sevillanos que se abastecen de esta red durante 18 días. Los últimos informes establecen el consumo doméstico por habitante y día en Sevilla en 106,11 litros. Una cifra que en los peores meses de la sequía daba un respiro ya que se había racionalizado notablemente el gasto en comparación con otras décadas. Así, Sevilla ha pasado de un consumo de 179 litros por habitante y día en el año 1991 -previo a una sequía en los años 1992 y 1993- a 112 litros en el año 2019 y a la cantidad que se consumen actualmente.

No obstante, y a pesar de que ese nivel del 72% de los embalses sevillanos sea una gran noticia, resulta curioso comprobar cómo la infraestructura sevillana impide seguir aprovechando este periodo de lluvias para almacenar agua. En un año casi se ha duplicado el nivel de recursos hídricos, ya que a estas mismas alturas de 2024, las presas sevillanas se encontraban al 39% de su capacidad.

El embalse de Melonares entró en servicio en 2018 y dispone de una cuenca receptora con una superficie de 558 km², es el mayor de la red de Emasesa, seguido del de Zufre (con capacidad para 175'27 hectómetros cúbicos) pero su construcción y puesta en funcionamiento se retrasaron por muchos lustros desde que se ideara en la década de los 70.

Este proceso ha sido largo y tortuoso. En 1989 se redactó el proyecto dirigido por el ingeniero de la Confederación Hidrológica del Guadalquivir (CHG) Juan Saura Martínez.​ En su concepción, la construcción tenía como objetivo aumentar el abastecimiento de agua potable al área metropolitana de Sevilla, dado sobre todo el periodo de sequía de 1992-1995. Pero la poca convicción de los gobiernos de la época sobre su oportunidad y las críticas por su impacto ambiental sobre el parque natural de la Sierra Norte, lo retrasaron todo. La resolución favorable de la Declaración del Impacto Ambiental no llegó hasta 1997 y la redacción definitiva cuatro años después. Y de nuevo otro parón, para acometer las obras entre el 2003 hasta 2007, año en que se iniciarían las obras de la red de tuberías necesarias para unir el embalse a la red de suministro de Emasesa, que fueron concluidas en julio de 2018.

En los peores momentos del periodo de escasez de agua que se han vivido en los tres últimos años por la ausencia de lluvia, sin el pantano de los Melonares, habría habido reservas para sólo tres meses en Sevilla.

A pesar de la cantidad de precipitaciones que ha recibido la provincia en estos días, es necesario llevar a cabo diferentes medidas para la conservación del agua, y una gestión eficiente para que de cara a las épocas más secas la situación no se vuelva crítica.