La empresa pública ACM exigía a proveedores la devolución de parte del dinero pagado

En el informe realizado por los investigadores del caso figuran algunos casos concretos que evidencian la forma de actuar de ACM . Es el caso de una empresa que se dedicaba  a la realización de grabaciones cinematográficas para el ente público. El administrador de la empresa cuenta como desde ACM le pedían que modificara el concepto de las facturas indicando «cuñas publicitarias», cuando el servicio prestado era de grabación. También le hicieron facturar por servicios que reconoce no haber prestado, ni haber cobrado.

Pero además narra una práctica que realizó a petición de los responsables de la empresa pública. Una vez que le habían realizado el pago mediante transferencia por sus servicios y siguiendo las indicaciones del gerente Javier Luque, el coordinador Manuel Costillo u otro de los empleados, Rafael Blanco, tenía que sacar del banco una parte del dinero transferido a su cuenta para entregarlo en mano a una persona de ACM que lo acompañaba al banco, que según narra solía ser una o dos de las personas indicadas anteriormente. El proveedor estima que de una cantidad cobrada de unos 4.100 euros, el dinero entregado a los miembros de ACM podía ser de unos 2.900 euros.

En otra ocasión le encargaron la compra de teléfonos móviles que desde ACM le indicaron que eran para el alcalde Gutiérrez Limones o para el teniente alcalde. En su declaración explica que pagaba esos móviles de su bolsillo y que desde ACM le indicaron que lo recuperaría luego «engordando la facturación de los servicios prestados», según consta en el informe policial.

Pero además este proveedor explica que tras iniciarse la investigación del caso, Manuel Costillo lo llamó en reiteradas ocasiones para pedirle un encuentro. Cuando se produjo le indicó  que «no podía decir a nadie que del dinero que se le ingresaba por transferencia tenía que devolverles después a ellos una importante cantidad de dinero», según consta en el informe de la Guardia Civil.

La investigación encuentra más posibles irregularidades en la relación de ACM con la joyería La Mezquita,  cuyo dueño era precisamente el padre del coordinador de ACM. La joyería solía recibir el encargo de trofeos, placas, figuras o llaveros.  A su vez esta joyería encargaba las piezas a una empresa de Álava. Entre lo que le cobraba esta empresa y lo que La Mezquita facturaba a ACM la diferencia es más que notable, produciendo incrementos de hasta el 200 por ciento. Hay por ejemplo una operación de unos 1.900 euros a la empresa de Álava que La Mezquita factura a ACM por alrededor de 6.000 euros. Hay incluso dos facturas de la joyería alcalareña a ACM en las que figura como anotación: «me das solo el IVA» o «cobrar solo el IVA».

La Guardia Civil afirma que con ello «lo que se quería era justificar un gasto que, en el caso que nos ocupa, solo entre las dos facturas superaría los 4.000 euros para propósitos distintos de los que debieron ser el objeto del mismo, y no que eran otros que el desvío de esos 4.000 euros con fines particulares y/o partidistas».

La lista de irregularidades en la contabilidad de ACM que la Guardia Civil saca a la luz en su informe es más que notable. En el libro diario de la contabilidad de la empresa municipal aparecen apuntes de gastos más elevados que los que después se declaran a Hacienda, facturas contabilizadas por duplicado y que luego ni se pagaban ni se declaraban.