Francisco Maireles: El cartel más rotundo del siglo XX


El ojo izquierdo de la Macaren a enmarcado en un cuadrante de su rostro fue en 1995 el cartel con el que Francisco Maireles dio el mayor aldabonazo pictórico de la Semana Santa del siglo XX. Y de lo que llevamos del XXI. Gilena, su pueblo natal le está recordando este año que es el de su centenario. Además de la exposición permanente de su colección en el museo que lleva su nombre, se enmarca en este aniversario la llegada a la población de un Cautivo sindónico obra de Juan Manuel Miñarro que fue compañero suyo en la Facultad de Bellas Artes en la que Maireles era catedrático de colorido.
La cercanía profesional de este trianero de Sanlúcar – así se definía- con el mundo de las cofradías viene desde que instaló su estudio en el taller del bordador Padilla en el barrio de Santa Cruz. Le cobraban la estancia con trabajos para el taller, uno de los cuales fue el diseño del techo de palio de La Paz. Después instaló su estudio en la calle O’donell. Allí fue el Consejo a finales de 1994 para hablar con él del cartel que le habían encargado semanas antes. Estamos hablando de un Consejo, el que presidía Antonio Ríos, que supervisaba la creación de los carteles y escuchaba los pregones antes de que se pronunciaran. Cuando llegó allí la comitiva se encontró con la obra hecha. No había nada que hablar. El impacto fue tremendo y el miedo mayor ya que estamos hablando de una institución alejada de los planteamientos artísticos contemporáneos. Cuando se conoció la obra de Maireles se popularizó tanto que quedó convertido en referente de los carteles de toda España. Su compañero de Facultad Juan Manuel Miñarro lo define simplemente como «el cartel con mayúsculas».
Dice el pintor Jonathan Sánchez Aguilera que técnicamente tiene una estructura compositiva bien planteada, y hace uso de un correcto desarrollo figurativo: «Supo crear -añade- uno de los carteles que mejor definen la esencia de la Semana Santa. Sin hacer uso de excesiva información Maireles consigue mostrar los pilares fundamentales de la ciudad a través de un argumento cargado de simbología y lirismo. Es un ícono de la cartelería de Sevilla.» Isabel Sola , también artista y profesora de Bellas Artes lo considera «un referente extraordinario que resuelve una idea con abrumadora sencillez, dando forma a una imagen tremendamente impactante por su poder simbólico » Como detalles, en la pupila de la Macarena se aprecia una visión de Sevilla con la luna llena y en las lágrimas al Gran Poder, al Cachorro y un nazareno del Valle.
A finales de 1995 le pidieron al Consejo que dejara la pintura para una exposición en Madrid. Quisieron mandar un cartel de años anteriores porque le seguía dando pudor enviar el de Maireles. El paso del tiempo ha ido engrandeciendo la obra. El artista centenario tiene trabajos en el Valle -donde fue camarero del Cristo con la Cruz al Hombro- La Estrella y el Baratillo. Para la carreta del Rocío de Triana hizo un cuadro de la paloma del Espíritu Santo que un sacerdote mandó quitar. Suyo es el diseño y la pintura del sagrario de la Anunciación. En la tabla, las gotas de sangre de la Sagrada Forma están pintadas con la sangre del propio pintor.
Cartel de la Semana Santa de Sevilla de Maireles
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