En la piel
El niño de la Virgen
Paco le dio a la Virgen todo y Ella le ha respondido con la misma moneda
Desde joven ha estado en la hermandad. La gente del Cerro en los años 60 sí que vivían en el más allá. Más que un barrio, el Cerro era un pueblo. Dicen que ha seguido siendo lo que Triana fue. Al barrio lo separaba de ... Sevilla el Tamarguillo, a Triana el Guadalquivir. El caso es que los chavales de entonces tenían un horizonte limitado. Paco, con los pantalones de campana era uno de los jóvenes de la hermandad. O un hombre de la Virgen. La hermandad que tenía y tiene como tesoro a la Virgen de Sebastián Santos era una humilde corporación sacramental que sacaba el paso en septiembre en las fiestas del barrio. Humildad reflejo de la realidad de aquel Cerro de Santa Bárbara en el que se empezaron a vender parcelas en los años 20 del siglo pasado para construir casas que ocupó gente que vino a trabajar para la Exposición del 29.
La Semana Santa de aquel niño, de Paco, era estrenar algo el Domingo de Ramos, cogerle la mano a su madre e ir algún día al centro. Una tarde, cumplidos los 16 y sin tener experiencia Emilio Sánchez Verdugo, que ahora es cura le dijo: tú tienes que vestir a la Virgen. ¿Yo? No le dijo que no. Porque Paco, Paquili estaba enamorado de Ella. Las camareras de los años 60 se afanaban con lo poco que tenían, un ajuar pobre y limitado con el que Paco intentaba hermosear a la Madre de las madres del Cerro. Hasta que pensó ¿y por qué no aprendo a hacerlo yo? Y así comenzó en el oficio, primero de aprendiz, después de oficial y más tarde abriendo un taller que con los años se ha convertido en referencia mundial del bordado artesanal. Paquili era el Niño de la Virgen. El que animaba a las vecinas a regalarle cosas, a que hicieran rifas para conseguir dinero para honrar a la Virgen que comparte los dolores de los vecinos y los consuela. Los dolores del paro, los dolores de la droga, los dolores del racismo, de la discriminación, del maltrato, de la soledad... Paco le dio a la Virgen todo, y la Virgen de los Dolores, que es generosa, le ha respondido con la misma moneda. Porque en el Cerro, amor con amor se paga.
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